Viajar a Jaén es viajar a otro mundo. Porque hay otros mundos y algunos son más, mucho más cordiales, aunque estén a trasmano. Jaén, por ejemplo.
Jaén es para mí el lugar en el que el taxista que te recoge a las 8 de la mañana para llevarte a Córdoba se acuerda de que hace dos años te recogió a las siete de la mañana para llevarte a Granada y en la hora que pasamos juntos por el camino te da una lección de lo que es amar la propia tierra con honestidad, es decir, con sinceridad y sin aspavientos.
Jaén es el lugar donde los iberos decidieron festejar su propia existencia con la verdad de un gran arte. En el Museo de Jaén se encuentran algunas de las obras de arte más íntimamente sobrecogedoras que yo he visto nunca.
Jaén es el lugar donde la amistad y esa cosa inefable que es ser buena gente no caducan nunca. Más aún: creo que los que nos encontramos de paso en Jaén hacemos de nuestro tránsito común por esta ciudad andaluza una excusa para la añoranza de futuros encuentros.
Jaén es un lugar en el que se come lo estrictamente delicioso sin abalorios ni rechiflas: el aceite, claro, pero también las espinacas o los huevos rotos o el jamón, o las migas de pan torcido con torreznos, o las gachas con matalahúva, las croquetas, los griñones o el tocinillo de cielo con higos de Jimena...
Jaén es un lugar donde se bebe mucho (esos vinos de la Sierra Sur, eclipsados por la fama del olivo) y se duerme poco... pero después de haber trabajado en serio.
Jaén es el lugar que ha convertido el tranvía en una performance artística permanente.
Jaén es el lugar en el que al enterarse un taxista que vienes de Barcelona te puede explicar de manera prolija que la culpa de "lo de Cataluña" la tiene Rockefeller.
Jaén es el lugar del que vuelves decidido a que, la próxima vez, te quedarás más tiempo, porque el reclamo de Baeza y Úbeda no admite más dilaciones.
Jaén es el lugar en el que no hay turistas, todo es oxígeno y grandes espacios -la espaciosa y verde España- cubiertos de olivos sobre los que amanece lentamente un cielo siempre acogedor.
Jaén es el lugar.