Me llamó hace dos semanas una periodista para concretar una entrevista. Para situarme en el ambiente de su revista me dio los nombres de las personas a las que había entrevistado previamente, dando por supuesto, no sé por qué, que yo estaba en su onda.- Pero yo poco tengo que ver con los nombres que me has citado -le hice observar.- ¿Qué quieres decir?- Pues que comparado con todos ellos yo soy un conservador y casi un carcamal.- ¡Ja, ja, ja!- ¿No te lo crees?- No, porque me han dicho que eres muy majo.- No sé como tomarme eso de majo- ¡Oye, que me estás asustando!- Mira, hacemos una cosa. Te informas mejor sobre mi y me vuelves a llamar... o no.
Me volvió a llamar la semana pasada.- Me he leído algunas cosas tuyas y estoy bastante de acuerdo. Me habías asustado.- ¿Por qué?- Porque creía que lo de conservador iba en serio y me iba a encontrar con alguien de derechas.
Ayer tuvimos la entrevista y hoy nos hemos intercambiado varios mensajes.- Estoy muy contenta, ha quedado muy bien.- Pero estarás conmigo en que poco tiene que ver con tus anteriores entrevistas.- Me has hecho pensar.- Eso siempre está bien.- Pero ya te dije que fui con miedo pensando que podrías ser de derechas.