Me pide una amiga que le diga mi opinión sobre las "neurociencias". Le digo que no sé muy bien, en el estado actual del conocimiento, dónde comienza lo científico en las neurociencias y dónde lo mítico o, mejor dicho, quizás las neurociencias sean rigurosamente científicas, pero me encuentro con algunas personas que se presentan pomposamente como neurocientíficos, que me resultan un poco cantamañanas, aunque sean recibidos por los medios como si fueran los gurús infalibles de lo que somos.
Le resumo de esta manera mis tesis:
1. Si el cerebro es una unidad funcional, intentar explicar el todo cerebral por el comportamiento de una estructura neuronal específica es, al menos, arriesgado.
2. Una cosa es comprobar que cuando hacemos determinadas cosas se colorean con una cierta tonalidad algunas partes del cerebro y otra muy distinta es deducir que eso que hacemos se explica porque pasa tal y tal cosa en el cerebro.
3. El salto de lo neuronal a lo conductual ha de hacerse con pies de plomo. El hombre es un ser complejo.
4. Constato que cuanto más pegado está un neurocientífico a la experimentación y a la investigación directa en el laboratorio, más prudente es hablando y más le cuesta realizar generalizaciones.
5. La neurociencia está en pañales. No parece muy científico empeñarse en hacerle decir con rigor sintáctico lo que aún sólo está balbuceando.
6. No todo lo que nos dicen los que se presentan como neurocientíficos es coherente entre sí.
7. Cuando oigo a un neurocientífico hablar de emociones, desconecto. ¡Qué manera más grosera tienen de hablar de algo tan complejo y sutil! No existen las emociones, existen las personas emocionadas y, con frecuencia, confusamente emocionadas.
8. El comportamiento humano es sumamente complejo y no puede ser explicado solamente reduciéndolo a sus causas eficientes (al por qué). Las causas finales (el para qué) son humanamente determinantes. En el hombre, las causas finales pueden tener un enorme poder movilizador de la conducta.
9. Una paradoja pedagógica: las neurociencias nos dicen que para crear conexiones neuronales estables lo importante es la repetición sistemática, coherente y programada (de lo simple a lo complejo) de una conducta. O sea, que el hábito es importante. Pero la insistencia en la repetición puede ser aburrida, monótona y cansada, por lo que hay que introducir novedades en ella para que sea realmente eficiente. Este es un problema didáctico, no neurológico.
10. Yo –al menos yo- no soy sólo mi cerebro. Yo soy yo y mis circunstancias y una de estas circunstancias, sin duda muy importante, es mi cerebro.
Y, por cierto: