No parece que le faltara razón al Conde de Romanones cuando manifiesta en sus memorias que “también se torea en política”. Política y toros son actividades agonales en las que el “supremo hacedor lo es el pueblo soberano”.
Añade Romanones esta observación: “El toreo, como la política, requiere vista para entrar a tiempo en la suerte; corazón para rematarla; técnica para despegarse del enemigo; agilidad de brazos para vaciarlo, evitando el embroque; oportunidad para entretenerlo dándole una larga, y tantas tras cosas muy parejas. En la plaza y en el Parlamento existe igual emulación entre los primeros espadas y los oradores cumbres; igual sed de aplausos y las mismas envidias y soberbias; y hasta no falta la pugna de los jóvenes queriendo desplazar a los viejos, y hasta el choque entre la escuela antigua y moderna”.
- Conde de Romanones, Notas de una vida (1868-1901)