Me sorprende que la ministra Carmen Calvo se niegue a ser considerada una "carga pública", pero me temo que yo no estoy hecho para comprender la cabeza de esta mujer, que parece firmemente decidida a demostrar que hay algunas formas del feminismo que son incompatibles con la vida adulta.
Carmen Calvo no tiene inconveniente en enmendarle la plana a la RAE, ella que afirmó haber "sido cocinera antes que fraila", que cree que "un concierto de rock en español hace más por el castellano que el Instituto Cervantes", que quiere pensar en términos tan planetarios que le ha pedido a la Unesco que "legisle para todos los planetas", que confunde "anglicismo" con "anglicanismo" y que para protestar contra un senador que se atrevió a decir "Calvo dixit", replicó que "ni Pixie ni Dixie"... Carmen Calvo, que usa de manera tan creativa la lengua española, se niega, sin embargo, a que un periodista la trate de "carga pública". En este caso quiere seguir siendo "un cargo público".