El partido nazi distribuyó ampliamente por toda Alemania la imagen de esta niña, presentándola como la perfecta niña aria.
Sin embargo, era judía.
Un día se presentó en casa de Jacob y Pauline Levinsons un fotógrafo que pidió permiso para hacer una fotografía a su preciosa hija. Aceptaron sin saber que la foto sería enviada a un concurso organizado por el Ministro de Propaganda, Joseph Goebbels, con el objeto de seleccionar al bebé alemán que mejor representase a la raza aria.
Al reconocer a su hija en las imágenes de propaganda y temiendo lo que pudiera ocurrir, Pauline le confesó al fotógrafo que eran judíos. Él le contestó que ya lo sabía, pero que su intención había sido "ridiculizar a los nazis".
Los nazis nunca se enteraron de quién era realmente la niña. Pero nosotros sí, y conviene recordarlo.