Escribo esto con la satisfacción de haber encontrado en un blog de mikrologías que sigo con aprecio -aunque me falte el conocimiento cara a cara con su autor- una afinidad electiva compartida: la de Nicolás Ramiro Rico.
Los que vivimos fuera de la Academia podemos permitirnos el lujo del huroneo -o del escarabajeo, que diría Unamuno-, guiados por una brújula caprichosa, y detenernos allá donde nos plazca y decir, sin complejos, "esto nos gusta" (lo que no gusta es mejor, en la mayoría de los casos, callarlo), aunque la Academia lo ignore.
Nicolás Ramiro Rico es un pensador libre de la universidad que podríamos llamar franquista si supiéramos bien lo que significa hoy la última metamorfosis semántica de esta palabra, pero es también la prueba también de que en cada párrafo de algunos pensadores de aquella universidad encontramos más libertad y hondura intelectual que en las obras completas de algunos profesores universitarios que hacen del antifranquismo su excusa para no pensar más que consignas.