Asegura J.L. Cebrián en la reseña que me arroja hoy en Babelia que "los héroes del pensamiento conservador para Luri son Balmes, Feijóo, Donoso Cortés, Maeztu y Menéndez Pelayo, aunque también Unamuno a ratos; los líderes políticos a admirar, Canovas, Canalejas y Dato."
Bueno... Acepto la posibilidad de que Cebrián me entienda mejor de lo que me entiendo a mí mismo, pero estos son los nombres más citados en mi libro (entre paréntesis el numero de apariciones):
Platón (37), Sócrates (13), Tocqueville (14), Balmes (10) Burke (10), Cánovas (10), Ortega (10), Castelar (9), Fernando de los Ríos (9), Gumersindo de Azcárate (8), Donoso (8), Marx (8), Maura (8), Oakeshott (8), Rousseau (8), Saavedra Fajardo (8), Aristóteles (6), Azaña (6), Chesterton (6), Hayek (6), Isabel II (6), Maquiavelo (6), Menéndez Pelayo (6), Nietzsche (6), Sagasta (6), Vázquez de Mella (6).
Hoy también me encuentro con esta agradable noticia en el suplemento cultural de La Vanguardia:
Y con estas palabras de Ignacio Sánchez Cámara en la reseña que me dedica en ABC Cultural: "El hombre es heredero. Su obligación es la gratitud. Su deber, conservar la herencia recibida, mejorarla y transmitirla. Acaso sea esta la esencia de la actitud conservadora que Gregorio Luri expone maravillosamente en este espléndido libro que defiende 'in partibus infidelium', con razón y pasión, el conservadurismo como forma de vida y como ideología política".