Al entrar en una clase de Secundaria me encuentro en el panel de corcho junto a la pizarra con un breve cuento, tan breve que se tarda más en leer esta introducción que en disfrutarlo. Sin embargo deja un buen sabor de boca, muchas sugerencias y una sonrisa. No contiene ninguna errata y dice así:
¿Quieres callarte conmigo? -le dijo. Y sin añadir una palabra, fueron felices para siempre.