El siguiente texto de Foucault en la introducción a su obra “Historia de la sexualidad: el uso de los placeres” plantea esta pregunta: ¿en qué consiste hoy la actividad filosófica? La respuesta sigue impresionándonos:
“¿De qué valdría el encarnizamiento del saber si sólo debiera asegurar la adquisición de conocimiento y no, de un cierto modo y en tanto que se pueda, el extravío de aquel que conoce?... ¿Qué es la filosofía hoy en día -quiero decir la actividad filosófica- sino el trabajo crítico del pensamiento sobre sí mismo? ¿Y acaso no consiste, en lugar de legitimar lo que ya se sabe, en acometer la empresa de saber cómo y hasta dónde sería posible pensar de otro modo? El ensayo -que hay que entender como prueba modificadora de sí mismo en el juego de la verdad y no como apropiación simplificadora de los demás con fines de comunicación- es el cuerpo viviente de la filosofía, al menos si ésta todavía es hoy lo que fue en otro tiempo, es decir, una “ascesis”, un ejercicio de sí, en el pensamiento".