María salió a pasear. Necesitaba despejarse un poco después de estudiar para el examen y comenzó a caminar sin un rumbo definido. Después de un rato se encontró en una calle desconocida. Le llamó la atención una pequeña tienda, pero aún más el cartel de la entrada. Aquel cartel decía:
"Se venden cabezas".
No había nadie en la calle. La tienda estaba abierta, pero vacía. ¿Se atrevería a entrar? Con una mezcla de curiosidad y miedo, abrió la puerta y entró. De repente...