Respecto a la definición de
Kant sobre lo que es la razón, me gustaría añadir que ésta es, además, consciencia de especie. Consciencia que nos persigue y que debe ayudarnos a ser quienes somos. En el proceso de humanización, necesitamos entendernos a nosotros mismos antes de cualquier otra cosa. En este sentido, el proceso debe ser irreversible.
Pero, sin embargo, continuamos hablando de razón porque no tenemos ningún instrumento mejor. Es por eso que la especulación nos lanza a la imaginación dialéctica, pero solamente la razón y la ciencia nos permiten contrastar lo que hemos imaginado. La ciencia no es nada más que la capacidad humana de convertir experiencia e imaginación en conocimiento contrastable.
Cuando indagas en el pasado desde el presente, te sumerges en lo que es desconocido. Los descubrimientos te abruman porque son la constatación de lo que podemos adivinar y pensar, pero de lo que no disponíamos información. Cuando ésta emerge, enmudecemos y nos vemos obligados a humanizarnos de manera acelerada, pues ni las hipótesis más consistentes son tan potentes como las pruebas.
Humanos antes de la humanidad o después de ella. Ser humanos está en la capacidad de hablar y entender sobre ello. No hay nada para nosotros fuera de nuestra consciencia. Lo que existe no nos dirige como humanos, si no lo que deseamos y hacemos, aunque ahora no seamos capaces de evaluar su impacto.
Los humanos luchamos para trasgredir la selección natural. Desafiamos la entropía por que estamos seguros que, si no lo hacemos, estaremos siempre en el mundo natural; sólo en este mundo. No nos gusta saber que somos azar: queremos ser dirección.
Buscamos, porque no tenemos otra alternativa. Hasta que sepamos cual ha sido nuestro proceso, no tendremos una razón para hacernos transhumanos. Solamente la direccionalidad que combate el azar nos dará la información y la seguridad de lo que hacemos y para que sirve.
Pensar y conocerEl conocimiento se acumula, el pensamiento no. Conocer no significa pensar. Pensar significa haber sido capaz de utilizar de forma crítica el conocimiento para la transformación social. Probablemente la conciencia crítica de especie exista de forma socializada cuando entendamos este hecho, lo aceptemos y lo metabolicemos.
Posiblemente, pensar un objeto y conocer un objeto son cosas distintas, según Kant, pero conocer sin pensar y pensar sin conocer son estrategias que nos conducen a lo consubstancial; pueden ser intercambiables, pero no son operativas. Es una convicción que deduzco si me preguntáis, por lógica histórica, porque no tengo una respuesta científica.
Necesitamos avanzar más, veremos como lo hacemos para que lo especulativo pueda converger con lo empírico. No existe, desde mi perspectiva y por más que insistamos, otra forma de aprehender la realidad. Me parece razonable autodemarcarme y no admitir otros juicios.
Eudald Carbonell,
Humanos construyendo la humanidad (3), Sapiens, 16/08/2013