Habitualmente la tesis preferida para la defensa a ultranza es el falsacionismo naif, esto es, la idea de que las teorías científicas son falsables (cosa que los lectores de esta sección del Cuaderno a estas alturas ya deberían, por lo menos, dudar) y sus consecuencias inmediatas en esta línea de pensamiento, a saber, que sólo las teorías científicas son falsables y que, si una teoría es falsable, es científica (quizás debamos recordar que la falsabilidad no es un atributo de las teorías, sino una actitud).
Se hace pues necesario no retrasar más la introducción de una tesis que no por antigua es más conocida entre los profesionales de la ciencia y que todos ellos, así como el público en general, deberían tener en mente a la hora de considerar la posible trascendencia de un resultado científico. Me refiero a la tesis de Duhem-Quine.
Pierre Duhem |
Williard van Orman Quine |
La tesis de Duhem-Quine se puede condensar en tres ideas (chocantes y contraintuitivas para muchos):
- Nuestras creencias se enfrentan al “tribunal de la experiencia” (esta expresión es de Quine) no una a una, en solitario, sino como parte de un cuerpo.
- No pueden existir normalmente “experimentos cruciales” para decidir cuál de dos teorías competidoras es correcta.
- Los datos disponibles no suelen seleccionar una única teoría como la correcta (es lo que se conoce como subdeterminación de las teorías).
I IntroducciónII El tribunal de la experienciaIII El experimento crucial que nunca existióIV La subdeterminación de las teoríasV Los métodos de la cienciaVI La falsación ya no es lo que era
César Tomé, La tesis Duhem-Quine (I). Introducción, Cuaderno de Cultura Científica, 12/11/2013