Algunos filósofos se ocupan del estudio de las condiciones bajo las que se produce el conocimiento humano. ¿No sería bueno indagar también en las causas de la producción y difusión de la ignorancia? ¿Cómo es posible que proliferen visiones que cuestionan la evolución de las especies o el cambio climático? Según la definición del filósofo de la ciencia
Robert N. Proctor, agnotología es el estudio de la ignorancia o la duda culturalmente inducidas. Ello incluye no sólo la publicación de datos científicos imprecisos sino también las situaciones caracterizadas por la abundancia de información, cada vez más barata de producir y difundir, y por la omnipresencia mediática de los expertos, factores que, sin embargo, no parecen dar lugar a una población más competente o mejor instruida. La difusión de rumores y prejuicios se encuentra igualmente en nuestro horizonte, en tanto que la producción y el sistemático mantenimiento de la ignorancia parecen haberse convertido ya en rasgos prominentes de nuestras formas de organización política y social. Hemos visto a la industria del tabaco manufacturar dudas sobre el riesgo cancerígeno asociado al consumo del tabaco, y hemos visto a las grandes petroleras financiar estudios que ponen en duda el origen antrópico del cambio climático. Consideremos, por ejemplo, ese episodio que hemos visto recientemente en los Estados Unidos: el presidente de la nación se ve obligado a presentarse en rueda de prensa en la televisión con su certificado de nacimiento, sólo porque un sector de los medios de comunicación más xenófobos y racistas ha difundido el rumor de que el presidente... ¡no es norteamericano! Esta misma deriva agnotológica permitiría el funcionamiento de la economía en la medida que contribuye a la asimetría informacional de los mercados e impide la identificación de los responsables de las burbujas especulativas. En la medida, en cambio, en que la población entienda lo que sucede, será cada vez más difícil una salida de la crisis a favor de quienes tienen el control de la información y son los responsables del actual funcionamiento del sistema: esa es la razón ―se dice― por la que la censura volverá a la agenda de los poderosos.
Leopoldo Moscoso,
Agnotología y educación ciudadana, Ediciones Contratiempo, Febrero 2014