Ernesto Laclau |
De los principios y propuestas en el programa de Podemos de mayo de 2014 para las elecciones europeas y de sus discursos iniciales, ya han caído las cuatro principales: la Renta Básica universal no condicionada, una Auditoría de la Deuda que tuviera dientes, una política económica que sea a la vez ecológica (nacida del Círculo 3E: Energía, Economía, Ecología), y el derecho de autodeterminación de las naciones o nacionalidades que componen el estado español.
Referente al último tema, hay muy recientes declaraciones de Ignacio Errejón, el joven politólogo de Podemos, que claramente decían, “referéndum catalán al igual que el de Escocia”. Esa claridad fue voluntariamente enturbiada en el discurso de Pablo Iglesias en Barcelona el 21 de diciembre, donde no se comprometió a apoyar un referéndum de autodeterminación pero tampoco lo desechó para siempre. La ambigüedad es calculada.
“Podemos” y sus slogans tienen vocación de “significantes vacíos”, para usar la expresión de Ernesto Laclau, el teórico del peronismo y autor de “La razón populista” (fallecido lamentablemente en abril de 2014). “Populismo” se usa aquí en el buen sentido de la palabra, como una forma política realmente existente, más democrática que los regímenes oligárquicos o caciquiles, o que los golpes militares que han sido realmente las alternativas en Argentina, como también en Ecuador o Bolivia u otros países que hoy gozan de gobiernos del tipo peronista.
El Peronismo consiguió atraer permanentemente a las masas obreras y populares a la vida política argentina, en una época de bonanza económica por los ingresos de la segunda guerra mundial. Para Laclau (1935-2014), pensador de origen marxista e inicial militancia trotskista, esa adhesión obrera y popular al Peronismo que incluía hasta un cierto elemento erótico hacia la persona de Evita Perón, presentaba un problema teórico de gran magnitud. ¿Podía despacharse esa realidad simplemente como un caso de “falsa conciencia”? Eso no era intelectualmente satisfactorio. ¿Cómo había logrado Perón (sin ningún libro para guiarle) una hegemonía política en Argentina abarcado diversos grupos sociales incluida la clase obrera?
El Peronismo fue catalogado por Laclau como un “significante vacío”, que podía llenarse en su expresión más propia con elementos del nacionalismo popular (como los Kirschner) pero que ha sido también compatible con montoneros de extrema izquierda y con el neoliberalismo de Menem. Es absurdo indignarse por la traición a las “verdaderas” esencias peronistas. Tampoco hay que indignarse en Ecuador por las “traiciones” de Correa al movimiento indígena o al ecologismo. Los “significantes vacíos” pueden llenarse con cualquier cosa, siempre que desplieguen una retórica más o menos nacionalista y popular.
Al fin y al cabo también el Socialismo se convirtió en España en un “significante vacío”. Se puede ser social-demócrata en Europa y al mismo tiempo apoyar políticas de austericidio. Zapatero en España cambió en una noche un artículo de la Constitución junto con el PP, para asegurar que la primera prioridad del presupuesto fuera pagar la Deuda.
Perón se afirmó en sus orígenes destruyendo otros sindicatos anteriores, y simplificando la elección política y al mismo tiempo volviéndola antagonística, en términos de amigos y enemigos. Esa era la explicación de Laclau y es doctrina explícita de los dirigentes de Podemos. “Braden o Perón”, fue el slogan en 1945, donde Braden era el embajador de Estados Unidos y empresario minero transnacional. “La Revolución Ciudadana contra los Pelucones”, proclama Rafael Correa. El Pueblo contra la Casta, es el slogan de los politólogos que dirigen Podemos, junto con otras consignas simples: “Su odio, nuestra sonrisa”, o “están los de arriba y estamos los de abajo, que somos más”. Advertencia: nunca hables de derecha e izquierda, colócate “en el centro del tablero”.
Simplifiquen, no hagan promesas que después no saben si van a cumplir o no, ambigüedad bien meditada. Podemos es algo distinto a Syriza en Grecia, que tiene un vocabulario de antigua izquierda. Podemos se nutre de votos del PSOE (la Pasokización del PSOE), votos de los post-comunistas de Izquierda Unida (de donde procede Pablo Iglesias) y de los abstencionistas y de otros partidos, los que sea. Las encuestas le dan ya un 25 por ciento de los votos en España.
El 31 de enero de 2015 Podemos anuncia una gran manifestación en Madrid, pero es mal intencionado hablar de una “marcha a Roma”, y más absurdo todavía hablar de la irresistible ascensión de Pablo Ui (como si fuera Arturo Ui en la pieza de Bertold Brecht), como se ha hecho en las páginas de El País. Quien lea a Laclau sabe que “populismo” no es ningún insulto, es una conceptualización de regímenes que realmente han existido y existen y que no son necesariamente de derecha. Ha habido cosas peores y no hace tanto tiempo: regímenes oligárquicos y regímenes militares.
Joan Martínez Alier, Podemos. El euro-peronismo, El cor de les aparences, 22/12/2014