Los primates juegan a los mismos juegos de poder que los humanos. Por ejemplo, un chimpancé no puede apoyarse exclusivamente en la dominación y la fuerza para conseguir lo que desea. Al igual que nosotros, emplean multitud de estrategias para conseguir sus objetivos. Ello es debido a que en este orden o grupo de especies al que pertenecemos, el ejercicio del poder es algo que se gestiona mediante diversas maniobras políticas, lo que incluye la manipulación, la creación de alianzas, provocar conflictos, reconciliarse, chantajear o hacer intervenir a terceras partes, entre decenas de maniobras políticas más, todas ellas bien conocidas por nuestra especie.
Los primeros contactos de europeos con chimpancés se dieron en el s. XVII, pero no se estudió su organización social hasta los años cincuenta y sesenta del siglo pasado. Esta es la razón por la que hasta hace relativamente poco no se ha sabido nada de su comportamiento político. Las investigaciones más recientes demuestran que nuestros parientes más cercanos, chimpancés y bonobos, viven en sociedades complejas y realizan maniobras políticas semejantes a las nuestras para resolver los desafíos que conlleva la vida en grupo.
Para Aristóteles y otros pensadores posteriores, el ser humano se distinguía de otros animales por su naturaleza política, es decir, por su capacidad para organizarse y crear sociedades. Nosotros éramos los únicos animales políticos (zoon politikon) sobre la faz de la tierra. Desde este prejuicio, los politólogos modernos situaron el origen de la política en el periodo Neolítico, cuando los humanos abandonamos la vida nómada para convertirnos en agricultores sedentarios, hace aproximadamente ocho mil años. Lo que Aristóteles desconocía, a pesar de su gran interés por el naturalismo, era todo el conocimiento que ahora poseemos sobre el comportamiento de otros primates. Estos demuestran que los primates no humanos tienen intensas vidas políticas y que no es necesario el desarrollo de asentamientos permanentes para que surjan las conductas dirigidas a la obtención y control del poder. De hecho, como veremos en este capítulo, la mayoría hunden sus raíces en lo más profundo de la selva.
Para el sociólogo Max Weber, la esencia de la actividad política se encontraba en la distribución de la fuerza que se monopoliza a través del poder. Desde la antropología, Ted Lewellen incluyó la consecución de objetivos comunes. Los chimpancés y otros primates no humanos también luchan por obtener el poder y aumentar el estatus social, pero de forma simultánea cooperan por causas comunes. Esto implica que, al igual que ocurre en nuestros partidos políticos o en las relaciones entre países, los primates no-humanos combinan la cooperación y la competición para lograr sus objetivos.
Las relaciones de poder, para bien y para mal, existen en todas los ámbitos humanos. Así, encontramos similitudes entre el comportamiento de los grandes simios en la selva y las reacciones de los políticos y otros grupos de poder. Allá donde se produzca interacción entre dos o más miembros, aparecerán este tipo de dinámicas que podemos calificar sin entrecomillados ni temores de ningún tipo de políticas.
Existe una continuidad entre el comportamiento político humano y el de otros primates. Los indicios llevan a pensar así, porque hemos detectado los mismos patrones de comportamiento político en las cinco especies de grandes simios que existen en la actualidad, lo que quiere decir que muy probablemente nuestro ancestro común ya se comportara así hace cuatro o cinco millones de años, mucho antes de que apareciera el primer Homo Sapiens en la sabana africana. Como cree el primatólogo que más ha influido en mi carrera, Frans De Waal, «la actividad política parece ser una parte de la herencia evolutiva que compartimos con nuestros parientes más cercanos».
Si el candidato republicano Mitt Romney se hubiera comportado como un bonobo y no como un chimpancé, durante la campaña a las elecciones norteamericanas, probablemente a día de hoy estaría haciendo la mudanza de sus objetos personales, camino de la Casa Blanca. Tanto chimpancés como bonobos son grandes simios emparentados de manera estrecha con los humanos, pero con notables diferencias entre sí. Los chimpancés poseen una organización social que recurre de manera frecuente a formas violentas y puede llegar a aislar a miembros del grupo cuando el macho alfa los percibe como amenazas o son muy débiles como para defenderse por sí mismos.
La primatóloga Jane Goodall, durante su estancia en la selva de Gombe, registró varios episodios violentos en esta especie. El liderazgo dominante que ejercen algunos chimpancés impide o hace más difícil el seguimiento por parte de otros miembros del grupo, lo que finalmente puede conducirles al aislamiento. Este fue el caso de Bush, quien se vio aislado durante los episodios de la guerra en Irak, por su escasa capacidad para generar vínculos de cooperación con otros países. Del mismo modo, durante la campaña, Romney se ha caracterizado por no ser capaz de empatizar con las personas más desfavorecidas, a pesar de que la gran tasa de paro que sufren en aquel país jugaba a su favor.
Tampoco conectó con las grandes minorías, que finalmente han jugado un papel decisivo en la reelección del Presidente. En varios de sus discursos, dejó patente su desprecio por el 47% de la población, a quienes calificaba de vagos que deseaban vivir del Estado. De manera paralela, varios de sus colaboradores se manifestaron activamente en contra de gays y otros colectivos, aprobando leyes que les perjudicaban.
Los bonobos, también grandes simios, se encuentran a idéntica distancia genética de los humanos que los chimpancés, aunque se comportan de manera completamente opuesta. Los bonobos son unos seres tolerantes, con una mayor tendencia a cooperar, viven en grupos más unidos y muestran más empatía los unos por los otros que los chimpancés.
Vídeo 1: A los bonobos les gusta compartir. En este vídeo, el bonobo puede monopolizar la comida para él solo o bien abrir el compartimento adyacente y compartirlo con otro bonobo al que nunca ha visto.
En varios experimentos, se ha demostrado que no les importa compartir la comida con desconocidos con los que no tienen parentesco alguno, algo que es raro en el Reino Animal y difícil de observar en chimpancés. También viven en sociedades con igualdad entre los sexos, lo que siempre llamó la atención de las feministas. En este sentido, Barack Obama, optó por estrategias más cercanas al comportamiento de esta especie.
Durante el desastre del huracán Sandy, paralizó la campaña durante días y se dedicó por entero a dirigir las operaciones. Su implicación fue tal que hasta el conservador alcalde de Nueva York acabó pidiendo el voto para él en el último momento. Romney no se movió del Estado en el que estaba.
Del mismo modo, en los debates televisados, Obama empatizaba con la audiencia con más facilidad, ya que solía mirar de vez en cuando a la cámara, sonreía y se dirigía a los ciudadanos, haciéndoles protagonistas del proyecto colectivo que proponía. Romney miraba en todo momento a su rival en clara posición agresivo-defensiva.
Vídeo 2: Los bonobos de una reserva defienden el cadáver de un compañero recién llegado que apenas conocen y con el que no están emparentados. La hembra alfa es la que inicia la defensa.
En cuanto al papel de los distintos sexos, ningún macho bonobo puede liderar si no es a través de la coalición con una hembra. Michelle, la esposa de Obama, no se limitó a acompañar a su marido, como hacía Ann, esposa de Romney. Michelle ha liderado eventos y ha mostrado su poder en todo momento, como una verdadera hembra de bonobo alfa. Actitudes como negarse a vestir diferentes vestidos en cada momento, o sus campañas contra problemas que afectan gravemente a la sociedad americana, son buenas muestras de ello.
Los bonobos mantienen relaciones duraderas con sus madres y hermanas que pueden mantenerse durante toda la vida, ya que su posición social depende de ellas. Algo que también es característico en la biografía de Obama, quien suele relatar sus orígenes y hablar de su abuela keniata siempre que tiene ocasión. Traza rasgos de su identidad a a partir de sus raíces, lo que demuestra una lealtad y un apego muy típicos en los primates, en especial los bonobos.
(video privat, no es pot veure)
Vídeo 3: La cooperación entre bonobos. Se les propone una tarea que sólo pueden realizar juntos para conseguir la comida. Los bonobos, aunque tardan en aprender el funcionamiento del mecanismo, cooperan.
Gracias a la investigación con primates y la antropología, sabemos que la capacidad de generar alianzas con otros miembros es fundamental a la hora de acceder a lo más alto de la jerarquía. En varios estudios, se ha descubierto que aquellos miembros que tienen más alianzas con otros individuos del grupo tienen más probabilidades de ser líderes.
En humanos, se ha demostrado que los buenos líderes son los miembros del grupo que más tiempo dedican a hablar con otras personas, aunque esté repartido entre muchos individuos. Hablar es una de las maneras que usamos los humanos para generar vínculos con otras personas. La misma correlación se ha encontrado en varias sociedades de primates, aunque las alianzas en estas especies se manifiestan a través del ‘grooming’ o acicalamiento, que sirve para cuidar las relaciones e indicar la intensidad de la misma dependiendo del tiempo empleado.
Los machos alfa son los más acicalados, pero también los que más tiempo dedican a acicalar a otros. Desde que apareció en escena, las alianzas y la comunicación han sido uno de los fuertes del Presidente Obama. Durante todo este tiempo, ha proyectado una imagen de persona capaz de llegar a acuerdos, que se muestra abierta a debatir y hace continuos llamamientos a la unión de la población. Por el contrario, Romney declaró que de llegar a ser presidente, trataría a los diplomáticos iraníes como parias y que devolvería la posición de supremacía que le corresponde a EEUU.
(video privat, no es pot veure)
Vídeo 4: Las limitaciones de la cooperación entre chimpancés. En un experimento en el que podían compartir con un compañero, sólo lo hacían si era necesaria la cooperación para obtener la recompensa.
En sociedades preindustriales de todo el mundo, los líderes deben poseer ciertas características y cumplen funciones muy concretas, como son la toma de decisiones, la resolución de conflictos y la llamada a grandes empresas, como pueden ser la pesca de ballenas o la caza de animales de gran tamaño, además de establecer alianzas con líderes de otras regiones. De crear más problemas de los que resuelven, pueden llegar a ser expulsados del grupo.
El liderazgo se entiende como un fenómeno colectivo, producto de las necesidades adaptativas del entorno y la situación, un papel en el que Obama encaja a la perfección. Obama se muestra como un líder que emerge de forma natural y no se impone, pero también capaz de ilusionar y generar esperanzas en base a un proyecto común, a pesar de que las propuestas económicas de Romney a muchos les parecían más convincentes.
Han pasado ya siete millones de años desde que nos separamos del ancestro común de chimpancés, bonobos y humanos. Parece que algunas cosas no han cambiado desde entonces. El estilo de liderazgo de Obama enlaza más con el bonobo que todos llevamos dentro que el de Romney. Al fin y al cabo, y como dice el primatólogo Frans de Waal, hemos sacado al mono de la selva, pero aún no hemos sido capaces de sacar la selva del mono.
Pablo Herreros, La política de los chimpancés, Yo, mono. El libro en videos [yomono.es]