Los comportamientos agresivos aparecen cuando se une una fuerte motivación con una falta de autocontrol. Comenzaré por este último factor. La falta de autocontrol se da en las personas impulsivas, pero puede intensificarse por consumo de alcohol o drogas, o, en situaciones de grupo que debilitan los controles sociales. Hay un "estado de masa", en que la persona pierde su individualidad y, por lo tanto, su autocontrol. También suelen faltar profundas convicciones éticas, que actúan como un tipo de freno social.
¿Y cuales son las motivaciones? Pueden ser el odio o la frustración, grandes movilizadores. Pero en el caso de los hinchas hay otro factor mucho más frecuente, que podemos denominar "búsqueda de emociones". Hay, en efecto, un tipo de personalidad denominada emotion seeker, que fue ya estudiada por Marvin Zuckerman. Son individuos muy susceptibles al aburrimiento, que necesitan buscar algún tipo de excitación para alcanzar un nivel de activación satisfactorio. La forma de conseguirlo es muy variada. Unos se dedican a deportes de alto riesgo, a emprender aventuras de todo tipo; y otros la encuentran por desgracia en la violencia, las drogas o los comportamientos delictivos.
En el caso de los hinchas, hay toda una ritualización de la excitación: recibir escolta policial, llevar indumentaria especial, enfrentarse a otros hinchas o a la policía, provocar sus cargas, huir de sus cargas. Hace medio siglo, Norbert Elias, uno de los primeros sociólogos del deporte, ya señaló que esa violencia hay que interpretarla como la "búsqueda de excitación en una sociedad nada excitante". En una sociedad que aspira obsesivamente a un alto nivel de estimulación, el tedio se convierte en un problema. Por aburrimiento se muere...o se mata.
José Antonio Marina, Violencia o aburrimiento, el mundo.es, 21/02/2015