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Umberto Eco |
Dentro de poco, recorriendo los pabellones de la Buchmesse, veremos que, como reacción a la caída de las grandes filosofías racionalistas de la historia, y frente a una crisis de desconfianza respecto a la tecnología y a la ciencia, muchos de los que en décadas pasadas pensaban en la acción política o científica como en un proyecto racional de transformación del mundo ahora miran hacia lo sagrado y hacia el misterio. En las librerías donde hace 20 años encontrábamos
El asalto a la razón, de
Lúkacs, ahora se venden obras de Julitis Evola, de René Guenon, de Gurdjieff, de Titus Burehkardt y de los maestros de pensamiento oriental, manuales de alquimia, astrología, adivinación y magia negra. La impresión que produce esto es que
Chesterton tenía razón cuando afirmaba: "Desde que los hombres ya no creen en Dios, no es que ya no crean en nada, creen en todo".¿Estamos ante manifestaciones de irracionalismo?
Es difícil definir el irracionalismo sin poseer una noción filosófica de la razón. Por desgracia, toda la historia de la filosofía occidental está demostrando que esta definición es mutable y controvertida. Una forma de pensar es siempre irracional respecto al modelo histórico de otra forma de pensar que se presenta como racional. La lógica de
Aristóteles no es la lógica de
Hegel,
Ratio, Raison y Vernunft; no tienen el mismo significado.
Lenguaje corrienteUn sistema para comprender los conceptos filosóficos es a menudo el de recurrir a un lenguaje corriente. Si suprimo los sustantivos abstractos veo que en alemán el adjetivo
irrational significa
unlogisch, unvernünftig,- en italiano,
illógico y assurdo; en inglés,
absurd, nonsensical, incoherent.
Puede que partiendo del modelo de racionalismo grecolatino podamos definirlo prudentemente como todo lo que parece desviarse de los límites marcados por esas normas que se sitúan en los orígenes de nuestra cultura. Por lo que tenemos que preguntarnos qué era irracionalayer para comprender qué es irracional hoy.
Según el racionalismo griego, desde
Platón hasta
Aristóteles, conocer es conocer mediante la causa. Incluso definir a Dios significa definir una causa tras la que no existe otra causa.( ... )
Estos principios no prevén el reconocimiento de un orden fijo del mundo, pero sí al menos un contrato social. El racionalismo latino acepta los principios del racionalismo griego, pero los transforma y enriquece en el sentido jurídico y contractual. La norma lógica es
modus, pero el
modus también es límite.
La obsesión latina del límite espacial surge con el mito de la fundación de Roma: Rómulo traza un límite y mata a su hermano porque no le respeta. Si no se reconoce un límite no puede existir la
civitas.( ... )
Julio César, al atravesar el Rubicón, no sólo sabe que está cometiendo un sacrilegio; también sabe que, una vez que lo haya cometido, no podrá volver atrás.
Alea iacta est. De hecho, también existen límites en el tiempo. No puede borrarse lo que ya ha sido hecho. El tiempo no es reversible. Este principio regulará la sintaxis latina. La dirección y el orden del tiempo, que es linealmente cosmológico, se convierten en un sistema de subordinaciones lógicas en la
consecutio temporum. El pensamiento puede reconocer, alinear y contemplar los hechos sólo en el caso de que antes haya encontrado un orden que los una. Y finalmente piénsese en la perfección del ablativo absoluto por su concreto realismo. Éste establece que un hecho realizado, o presumido, no puede ya ponerse en duda.( ... )
Este modelo de racionalismo es el que aún domina las matemáticas, la lógica, la ciencia y la programación de los ordenadores, pero no agota la que denominan herencia griega. Es griego
Aristóteles, pero son griegos los misterios eleusinos. El mundo griego se siente atraído constantemente por el infinito. El infinito es lo que no tiene
modus. Escapa a la norma.
Fascinada por el infinito, la civilización griega elabora, junto al concepto de identidad y no contradicción, la idea de la metamorfosis continua que simboliza Hermes. Hermes es voluble, ambiguo, padre de todas las artes, pero dios de los ladrones, iuvenix et senex a un tiempo. En el mito de Hermes se niegan los principios de identidad, el de no contradicción y el del tercio excluso; las concatenaciones causales se disponen en espiral, el después precede al antes, el dios no conoce límites espaciales, puede asumir distintas formas y estar en diferentes sitios a la vez.
Hermes triunfa a lo largo del siglo II después de Cristo. El siglo II es una época de orden político y de paz: todos los pueblos del imperio parece que están unidos por una lengua y por una cultura común. El orden es tal que nadie puede pretender alterarlo con una operación militar o política.( ... )
El universo cultural del siglo II se asemeja a la Buchmesse, donde democráticamente se aceptan todos los libros y todas las descripciones de todos los universos posibles, todos en contradicción entre sí. Conocemos la leyenda del califa que ordena la destrucción de la biblioteca de Alejandría argumentando: o estos libros dicen las mismas cosas que el
Corán y son inútiles, o dicen cosas diferentes y son falsos y perjudiciales. El califa conocía y poseía una verdad, y sobre la base de su verdad juzgaba los libros. El hermetismo del siglo II busca en cambio una verdad que no conoce y sólo posee unos libros. Por tanto, imagina o espera que cada libro contenga un atisbo de verdad, reafirmándose entre sí. En esta dimensión sincretista entra en crisis uno de los principios del modelo racional griego: el del tercio excluso.(...)
Sabiduría exóticaSi la búsqueda de una verdad diferente nace de una desconfianza en el saber contemporáneo, esta sabiduría deberá ser antiquísima: la verdad es algo junto a lo que vivimos desde el comienzo de los tiempos, salvo que la hayamos olvidado. Si la hemos olvidado, alguien debe haberla guardado para nosotros, y nosotros ya no somos capaces de comprender sus palabras. Esta sabiduría debe ser, por tanto, exótica.( ... )
El racionalismo clásico identificaba a los bárbaros con quienes no sabían ni siquiera articular una palabra (la etimología de bárbaro es ésta: es bárbaro quien balbucea). Ahora, en cambio, es precisamente el presunto balbuceo del extranjero lo que se convierte en lengua sagrada, llena de promesas y de revelaciones ocultas. Si para el racionalismo griego era verdad lo que podía explicarse, ahora es verdad sólo aquello que no tiene explicación.
Pero ¿cuál era ese saber misterioso que poseían los sacerdotes de los bárbaros? La opinión más difundida era que ellos conocían las cadenas ocultas que unen el mundo espiritual al mundo astral, y éste, al mundo sublunar, por el que, incidiendo en una planta, se puede influir en el curso de las estrellas; el curso de las estrellas condiciona el destino de los seres terrestres, y las manipulaciones mágicas llevadas a cabo sobre la imagen de una divinidad obligan a esta divinidad a ceder a nuestros deseos. Como es abajo, es arriba. El universo se convierte en un gran teatro de los espejos, donde cualquier cosa refleja y significa todas las demás.
Se puede hablar de simpatía y semejanza universal sólo si se rechaza el principio de no contradicción. La simpatía universal es efecto de una emanación de Dios en el mundo, pero en el origen de la emanación hay un Uno incognoscible, que es la propia sede de la contradicción.( ... )
En el intento de hallar un sentido último e insuperable se acepta un deslizamiento imparable del significado. Una planta no se define por sus características morfológicas y funcionales, sino en base a su semejanza, incluso parcial, con otro elemento del cosmos. Cada objeto del mundo o celeste esconde un secreto original. Pero como en el siglo XIX afirmara Josephin Peladan, un secreto original revelado no sirve para nada. Cada vez que se piense que se ha descubierto un secreto, sólo permanecerá como tal si se remite a otro secreto, dentro de un movimiento progresivo hacia un secreto final.
Sin embargo, el universo de la simpatía es un laberinto de acciones recíprocas en donde cada acontecimiento mantiene una forma de lógica en espiral; ahí es donde entra en crisis la idea lineal, ordenada temporalmente, de las causas y de los efectos. No puede existir un secreto final. El secreto final de la iniciación hermética es que todo es secreto. El secreto hermético debe ser un secreto vacío, pues quien pretende revelar un secreto cualquiera no es un iniciado y se ha detenido en un nivel superficial del conocimiento del misterio cósmico.( ... )
Si ya no existe una línea temporal ordenada de las concatenaciones causales, el efecto podrá actuar sobre la propia causa. Así acontece en la magia teúrgica, pero así acontece también en la filosofía. El principio racional del
post hoc ergo propter hoc se sustituye por el principio del
post hoc ergo ante hoc. Un ejemplo típico de esta postura es la forma en que en el Renacimiento se demostró que el Corpus hermeticum no era un producto de la cultura helénica, sino que ya estaba escrito antes de
Platón; puesto que el Corpus contiene ideas que circulaban con notoriedad, de forma evidente se comprueba que apareció antes que él.
HermetismoSi éstas son las características del hermetismo clásico, ellas retornan cuando éste celebra su segunda victoria sobre el racionalismo medieval. Más tarde se descubre el Corpus hermeticum como testigo de una sabiduría antiquísima anterior a la de Moisés.
Reelaborado por
Pico della Mirandola,
Ficino,
ReuchIin y por el neoplatonismo, por la cabalística cristiana, el modelo hermético pasa a nutrir gran parte de la cultura moderna, desde la magia hasta la ciencia.
La historia de este resurgimiento es compleja: ahora, la historiografía nos ha enseñado que no podemos separar el filón hermético del filón científico. El saber hermético influye en
Bacon,
Copémico,
Kepler,
Newton, y la ciencia moderna cuantitativa nace también dialogando con el saber cualitativo del hermetismo. A fin de cuentas, el modelo hermético sugería la idea de que el orden del universo descrito por el racionalismo griego podía verse perturbado y que era posible descubrir en el universo nuevos nexos, nuevas relaciones que habrían permitido al hombre incidir sobre la naturaleza y alterar su curso.( ... )
En la tradición del racionalismo griego,
gnosis significaba verdadero conocimiento (expresado y dialéctico) del ser, opuesto a la sencilla percepción (aisthesis) y a la doxa (opinión). Pero ahora el término ha asumido el significado de un conocimiento intuitivo, regalo de la divinidad o de un intermediario celeste, y quien tiene el poder de salvar a quien lo consigue.
La revelación gnóstica cuenta de forma mítica, que la divini dad, obscura e incognoscible, contiene ya en sí misma el principio del mal y una androginia que la hace contradictoria desde el principio.
Un mundo creado por error, es un cosmos abortado. Entre los primeros efectos de este aborto está el tiempo, deforme imitación de la eternidad. Durante estos mismos siglos la patrística intenta conciliar el mesianismo judaico con el racionalismo griego, e inventa el concepto de dirección providencial y racional de la historia. El gnosticismo en cambio elabora un síndrome de rechazo respecto al tiempo y a la historia.( ... )
Es difícil no caer en la tentación de reconocer una herencia gnóstica en muchos aspectos de la cultura moderna y contemporánea. Se ha detectado un origen cátaro y por lo tanto gnóstico en la concepción cortés (y más tarde romántica) del amor visto como renuncia, pérdida del ser amado, y en cualquier caso como relación puramente espiritual, excluyendo toda relación sexual. Es sin duda gnóstica la realización estética del mal como experiencia reveladora (el caso del
Marqués de Sade) y es gnóstica la decisión de tantos poetas modernos de buscar experiencias visionarias gracias al agotamiento de la carne mediante el exceso sexual, el éxtasis místico, la droga o el delirio verbal.( ... )
SÍ el iniciado es aquél que posee un secreto cósmico, las degeneraciones de un modelo hermético han llevado al convencimiento de que el poder consiste en hacer cree que se posee un secreto político. Según
Georg Simmel: "El secreto confiere a quien lo posee una posición de excepción y actúa como una forma de atracción determinada por puras razones sociales. Es fundamentalmente independiente de su contenido, pero sin duda es tanto más eficaz cuanto más exclusiva, amplia y significativa es su posesión... Del secretismo que cubre con su sombra todo lo que es profundo y significativo, surge el típico error de que todo lo misterioso es importante y esencial. Frente a lo desconocido, el natural impulso de idealización y el natural temor del hombre, inciden juntos para llegar a un mismo fin: intensificar lo desconocido mediante la imaginación y considerarlo con una intensidad que hbitualmente no atañe a las realidades que consideramos evidentes".
Compló cósmicoSi por la gnosis el hombre es víctima de un compló cósmico, cree que el compló cósmico es la forma de librarse del remordimiento y de la responsabilidad del mal del mundo,
Karl Popper ha demostrado que esta obsesión metafísica se ha trasladado a la Teoría Social de la Conspiración. Dicha teoría, más primitiva que muchas formas de teismo, es semejante a la revelada por Homero.( ... )
Quería demostrar que somos hijos de nuestra historia y que si queremos individualizar las apariciones del irracionalismo contemporáneo, antes es necesario identificar las raíces. Puede que el propio proyecto de aislar algo para distinguirlo de otra cosa, le haya parecido a algunos demasiado racional. Perdonadme: yo creo todavia que el principio de identidad y el
modus ponens son instrumentos que aún merecen la pena utilizar.
Umberto Eco,
Lo irracional, ayer y hoy, El País 10/10/1987
Traducción de Pilar Puente.