Maria Antonieta |
Como han señalado personas tan poco sospechosa de radicalidad como Anton Costas, presidente del “Círculo de Economía” de Barcelona, la situación de nuestra sociedad, con un enorme crecimiento de las desigualdades sociales, recuerda la época previa a la Revolución francesa o la etapa de la Belle Epoque, que antecedió a la primera guerra mundial.
Sabemos muy bien que la desigualdad afecta a la calidad de la democracia y que incrementa las tensiones sociales y la violencia. A nivel de la salud se ha señalado que la desigualdad es la peor epidemia que padecemos. Así el riesgo de morir por una enfermedad crónica es más del 50% más alto en los grupos socioeconómicos de bajos ingresos. La creciente desigualdad está dificultando extraordinariamente que los jóvenes puedan desarrollar sus proyectos personales, la estabilidad de sus relaciones afectivas, la creación de familias… frustrando sus proyectos vitales.
Lamentablemente, un efecto negativo de la eclosión de las redes sociales es que favorece que las personas incrementen ante todo las relaciones dentro de su propio grupo. Y en el caso de las élites dominantes, ese 1% que controla gran parte de las riquezas del planeta, el estar todo el día conectados entre ellos, recibiendo continuamente imputs que les reafirman en las ideas y perspectivas del propio grupo, favorece el aislamiento con los otros colectivos sociales. contribuyendo a potenciar este Síndrome de María Antonieta.
Hace apenas una década surgió el término “mileurista” como un slogan de protesta ante la desigualdad. Lamentablemente, hoy ese sueldo de mileurista está cada vez más lejos de lo que ganan muchos trabajadores.
El Síndrome de Maria Antonieta, es pues una imagen evocadora, que nos hace reflexionar sobre este cáncer que se va adueñando de nuestras sociedades: la inequidad.
Joseba Achotegui, Si no tienen pan, que coman pasteles, Público 28/02/2016