Simone Weil |
Desde que leí lo que Simone Weil dice a propósito de las guerras y de la supervivencia de los vencidos, me he interrogado acerca de si se trata de una opinión acertada cuando se aplica a la guerra civil española. Weil señala que, aunque bienintencionada, es falsa la idea de que una causa justa lo sigue siendo después de haber sido vencida. La destrucción que lleva a cabo una guerra no sólo alcanza a los bienes materiales (incluidos los cuerpos de los combatientes) sino que los valores espirituales de los vencidos se borran del mapa. En 1940 Weil vaticina que si Hitler ganara la guerra, se restablecería poco a poco una nueva vida espiritual que ensalzaría los valores de los vencedores, nacerían sentimientos nuevos a partir del miedo, quizá una nueva confianza, un nuevo agradecimiento que en nada recordarían el modo de pensar y de sentir de los vencidos. Por eso, concluye Weil, no se puede seguir sosteniendo que la fuerza es impotente frente al espíritu.
De lo dicho, se puede entender que Simone Weil defiende una nueva concepción materialista del ser humano. No acepta que el alma –la mente o el espíritu– sea algo separable del cuerpo, y por tanto que se pueda hablar de jerarquía del alma respecto del cuerpo, como sostiene el catolicismo. Tampoco está dispuesta a creer en un materialismo que cancele todo aspecto espiritual de la vida humana. Su definición de lo que entiende por alma lo deja bien claro: el alma es el valor de un cuerpo, su dignidad. Así pues toda herida en el cuerpo significa al mismo tiempo daño para el espíritu. Cuánto y cómo dependerá de la personalidad de quien la sufre.
Maite Larrauri, Perdieron todas, pero no se perdió todo, fronteraD 25/03/2016 [www.fronterad.com]