La expresión del ser comprende un gran acto sensual que comprende el cuerpo y la multiplicidad de cuerpos. Cuerpos compuestos. “Cuando algunos cuerpos… se mueven con el mismo o diverso grado de velocidad, de tal manera que se comuniquen el movimiento unos a otros, según cierta relación, diremos que estos cuerpos están unidos unos a otros y que todos juntos componen un solo cuerpo o individuo que se distingue de los demás por esta unión de cuerpos” (E2def). Cuerpos singulares que participan en la multiplicidad. “Lo que dispone al cuerpo humano de tal suerte que pueda ser afectado de muchísimos modos, o lo que lo vuelve apto para afectar los cuerpos externos de muchísimos modos, es útil para el hombre; y tanto más útil cuanto más apto vuelve al cuerpo para ser afectado y para afectar a los otros cuerpos de muchísimos modos; y, por el contrario, es nocivo lo que vuelve al cuerpo menos apto para eso”. (E4p38)
Para Spinoza, el ser es fuente de emanación, esto es, fuente de una realidad de la que emana otra realidad ‘ad infinitum’. Este nuevo ser se nos ofrece a través de mil y una acciones singulares de cada ser, es decir, cada uno de nosotros juega un papel en el desarrollo del ser. El amor estrecha seres diferentes; es un acto que une cuerpos y los multiplica, dándoles nacimiento y reproduciendo su esencia singular. Si no estuviéramos inmersos en esta comunidad amorosa de cuerpos, de átomos vivientes, nosotros no existiríamos. Así, nuestra existencia es siempre colectiva en sí misma. En contra del solipsismo y el individualismo está la superabundancia del ser que ha elevado la fuerza de los deseos más allá de toda medida. “El deseo ['cupiditas'] es la esencia misma del hombre, esto es, el esfuerzo con que el hombre se esfuerza por perseverar en su ser.” (E4p18d) El deseo es así el cimiento del amor y el ser.
16 de abril
Alfredo Lucero-Montaño, Facebook