El núcleo accumbens (verde), centro del sistema de recompensa cerebral, presenta una mayor actividad cuando los adolescentes ven que sus fotografías han obtenido muchas muestras de aceptación, según el reciente estudio. [Lauren Sherman/ UCLA] |
Twitter, Facebook, Instagram, Snapchat y unas cuantas más. El número de redes sociales, a través de las cuales nos presentamos o mostramos nuestros logros a los demás, crece de manera continua. También el número de estudios que tratan sobre ellas. Uno de las últimas investigaciones sugiere que el efecto de las redes sociales en el cerebro es comparable al que produce comer chocolate o ganar dinero.
Un equipo de la Universidad de California en Los Ángeles ha comprobado que las muestras de aprobación, es decir, los «me gusta» (like), por parte de los demás internautas activa el centro de recompensa cerebral e influyen en el comportamiento de los adolescentes.
Efectos en el cerebro
Para el estudio, los investigadores solicitaron a 32 jóvenes con edades comprendidas entre los 13 y los 18 años que observaran unas imágenes en la pantalla del ordenador. En total les mostraron 148 fotografías, de las cuales 40 pertenecían a los propios probandos. Cada instantánea presentaba también un número supuesto de «me gusta» que había recibido por parte de otros internautas (los investigadores asignaban el número de aceptaciones que recibía cada imagen). Mediante tomografía por resonancia magnética funcional, examinaron la actividad cerebral de los sujetos mientras les exponían a dicha información.
Las neuroimágenes revelaron que el núcleo accumbens, estructura del cuerpo estriado que forma parte del sistema de recompensa cerebral, aumentaba su actividad tan pronto como los participantes veían una de sus imágenes y confirmaban que había recibido gran número de aceptaciones. También se activaban las regiones relacionadas con el procesamiento de la información social, la imitación y la atención. En cambio, las imágenes cuyo éxito había sido escaso despertaban poco interés en los probandos.
«Los adolescentes reaccionan de manera diferente a la información si creen que ha sido respaldada por muchos o pocos de sus coetáneos; incluso si no los conocen», explica Lauren Sherman, autora principal del estudio.
Imágenes de riesgo
Además de las fotografías de los propios probandos, los investigadores mostraron a los participantes imágenes neutras (de alimentos y personas) y otras consideradas de riesgo (relacionadas con el tabaco, el alcohol y jóvenes con ropa provocativa). En los tres casos, los adolescentes se manifestaron más propensos a clicar sobre el símbolo de «me gusta» cuantas más personas ya lo habían hecho. Según los autores, este efecto de conformidad, más notable en relación con las propias imágenes, confirma la importancia que desempeña la aprobación por parte de los demás para los adolescentes.
El efecto de las valoraciones positivas se hizo patente incluso cuando veían imágenes de riesgo. En esa situación, las áreas cerebrales asociadas con el control cognitivo y la inhibición de la respuesta presentaban una menor activación en comparación de cuando veían las imágenes neutras, hallaron los científicos. Las cortezas anterior dorsal cingulada, prefrontales bilaterales y la parietal laterales aparecían menos activas. «Estas regiones del cerebro están involucradas en la toma de decisiones; nos pueden inhibir de participar en determinadas actividades o nos dan luz verde para seguir adelante», señala Mireia Dapretto, otra de las autoras. Y añade: «Al ver las fotografías que muestran un comportamiento de riesgo parece disminuir la actividad en las regiones que ponen freno, por ejemplo, debilitando el filtro de "cuidado" de los adolescentes».
El solo hecho de ver cigarrillos, alcohol o conductas de riesgo podría seducir a los adolescentes y llevarles a adoptar este tipo de comportamiento, señalan los autores. Según concluyen, estos resultados revelan los posibles mecanismos subyacentes en la influencia que ejercen los compañeros durante la adolescencia.
Psychological Science, Los «me gusta» activan el centro cerebral de recompensa, Investigación y Ciencia 08/06/2016
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Fuentes: Spektrum/ Daniel Lingenhöhl y Universidad de California en Los Ángeles