El Roto |
En este contexto, tras las elecciones surge indefectiblemente el debate sobre la influencia en el voto, del marketing, la publicidad, las estrategias de seducción …..y el poco espacio que se da en las campañas electorales al debate de las propuestas y las ideas.
Pero en realidad, esta manera de hacer las cosas tiene más relevancia de lo que parece, porque el resultado de esa inmersión en las emociones es que, para muchas personas, acabe predominando la emoción más primitiva y poderosa; el miedo. Es decir que cuanto más nos dejamos arrastrar por la corriente de la supremacía de las emociones, tan de moda, más riesgo hay de que acabemos dominados por el miedo, la emoción más fácil de inducir, porque la defensa de la supervivencia es la necesidad más básica y la que más fácilmente se activa. Todo ello en el contexto de una sociedad cada vez más envejecida, en la que en un futuro no lejano una gran parte de la población serán ancianos, personas con la capacidad de adaptación y supervivencia disminuidas y por lo tanto fácilmente manipulables por sus inseguridades.
Como hemos señalado en este mismo blog, dado que la emoción es muchas veces mala consejera, la evolución ha seleccionado la razón, como un control de calidad de la mente. La emoción y el pensamiento intuitivo son muy útiles habitualmente, en situaciones que conocemos bien y en las que no hace falta dedicar tiempo a analizar continuamente lo que hacemos . Pero hay otras situaciones que no son nada sencillas, que son muy complejas, como las que tienen que ver con elegir nuestro modelo de sociedad, que no se pueden dejar alegremente al albur de la emoción.
Es decir cuando se nos adoctrina sobre la bondad de vivir en la emoción pensamos que estamos hablando de la seducción, la pasión…pero lamentablemente es el miedo al final la emoción que acaba muchas veces predominando. Y el miedo es una emoción que bloquea los cambios, evita los riesgos y la emergencia de nuevas perspectivas y modelos sociales que podrían llevarnos a vivir en un mundo menos desigual, en una sociedad más cooeparativa y próspera. Es por eso que sorprende que no se tenga en cuenta esta realidad y se acepte este adoctrinamiento en la supremacía de las emociones que se nos quiere imponer pseudocientíficamente.
Una vez más queda claro que hay que defender el valor de la razón, el debate de las ideas, porque si no, al final lo que gana, para muchísima gente es el miedo. Y acaba de pasar. Si decidimos que vamos a jugar a las emociones, ojo, porque el as es el miedo.
Joseba Achotegui, Si se nos vende que la emoción es lo mejor, votamos con miedo, Público 24/07/2016