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Yo propondría que habláramos no de desigualdad, para referirnos a diferencias naturales, sino como los biólogos y los científicos naturales, de diversidad, y se podría decir en este sentido que desigualdad no es lo mismo que diversidad, que la diversidad es un hecho biológica y culturalmente observable pero que este hecho no implica necesariamente desigualdad, la desigualdad es también un hecho suficientemente conocido por sociólogos y economistas, mientras que lo que llamamos igualdad política, igualdad económica, igualdad social, es una aspiración, un precepto ético de una parte de la humanidad al servicio de la cual a veces se instrumentan, o tratan de instrumentarse, tales o cuales políticas. Por lo tanto, del reconocimiento de la diversidad, como hecho biológica y culturalmente observable, no se sigue sin más la defensa político social de la desigualdad humana, ni hay ninguna artificialidad en pasar del reconocimiento de la diversidad biológica, cultural, étnica, a la defensa del igualitarismo social (...). Se puede ser, en efecto, sumamente respetuoso con la diversidad biológica, física, o cultural, de los seres humanos y aspirar también a la igualdad social entre iembros diferentes, diversos, de la especie, de esto que llamamos humanidad.
Francisco Fernández Buey,
Mesa redonda. Las claves del debate: Derecha e izquierda de Norberto Bobbio, Taurus Madrid 1995