Está a medio camino entre la forma de ser y la patología. La alexitimia puede considerarse un trastorno afectivo-cognitivo y de comunicación, y también un tipo de personalidad callada, introvertida, que tiende al aislamiento sin tener sensación de soledad, asociada a personas que generalmente han sufrido carencias afectivas en la infancia. Se puede hablar de alexitímicos primarios, que muestran predisposición genética y causas neuroorgánicas, y secundarios, aquellos que se comportan así como secuela de un traumatismo emocional previo muy grave o de una prolongada situación de intenso estrés. Es una noción clínica que etimológicamente procede del griego: a = no, lexis = palabra, thimos = afectividad. El término fue acuñado en 1972 por el psiquiatra estadounidense Peter Sifneos en su libro Psicoterapia breve y crisis emocional, editado por la Universidad de Harvard.
A juicio de Francisco Alonso-Fernández, catedrático de Psiquiatría de la Universidad Complutense de Madrid, se trata de “analfabetos emocionales”, porque no saben expresar su afectividad ni con palabras ni con gestos. La convivencia con ellos resulta difícil y se ven más expuestos a rupturas sentimentales y a la desestructuración familiar. Se ha observado, por ejemplo, en los supervivientes de los campos de concentración nazis. En realidad, podemos verlo como un mecanismo de defensa y negación ante traumas y conflictos que reprimen ferozmente los sentimientos.
Según este especialista, aunque la alexitimia puede aparecer a cualquier edad –incluso desde la infancia–, va aumentando con los años. Por cada 10 jóvenes afectados hay 14 adultos. Incide, además, con mayor fuerza en los hombres; por cada 10 varones se hallan sólo dos mujeres. Para Alonso-Fernández, esos datos “están en consonancia con la mejor verbalización de los sentimientos por parte de las féminas”. Y añade una explicación: los dos hemisferios cerebrales femeninos cuentan con mayor plasticidad neuronal, están más integrados gracias a un cuerpo calloso que los une más voluminoso. Sin embargo, el cerebro masculino tiene menos conectados ambos hemisferios, y el derecho (que controla las emociones) está subordinado al izquierdo (que controla el lenguaje y el pensamiento abstracto). Esta escisión funcional, unida al predominio del hemisferio izquierdo, constituye el principal rasgo de la persona alexitímica. Así, nos encontramos con hombres más bien solitarios.
Según este experto, es fundamental un diagnóstico preciso para no confundirlo con otros procesos, como los estados depresivos. Una pregunta muy definitoria para detectar la alexitimia es: ¿cómo se sentiría si viera venir hacia usted un camión a más de 100 kilómetros por hora? “Las respuestas más habituales serían: aterrado, paralizado o echaría a correr; pero el alexitímico contestaría sin dilación: no sé. Y se quedaría tan tranquilo, sin preocuparse más de la cuestión”, comenta Alonso-Fernández.
La alexitimia supone un terreno abonado para la aparición de conductas adictivas, fanáticas y depresivas. Así lo constata el psiquiatra en sus libros Las nuevas adicciones y Fanáticos terroristas. Explica que estas personas canalizan sus emociones reprimidas mediante trastornos somáticos y con escapadas de evasión hacia adicciones, químicas y no químicas (trabajo, Internet, sexo, juegos…).
No consultan al médico. También se pueden hundir en depresiones con expresiones como opresión en el pecho, taquicardias, lumbalgia, hormigueos en las manos, síndrome de la fatiga crónica o trastornos del sueño. Lo habitual es que los alexitímicos sólo acudan a la consulta de un doctor cuando presentan algunos de estos síntomas. “Su manejo terapéutico es complejo”, explica Alonso-Fernández. “Hay que recurrir a fármacos que estimulen los sistemas de neurotransmisores noradrenérgico y dopaminérgico o, por el contrario, que los inhiban. La psicoterapia se basa en que aprendan a reconocer sus sentimientos y a expresarlos”. Pero la mayoría de ellos no están diagnosticados y suelen causar problemas de convivencia, sobre todo de pareja, por su incomunicación e incapacidad para compartir.
Pistas para reconocerlosLa alexitimia se descubre sobre todo en las relaciones más íntimas y personales. Hay dos grandes tipos: 1. Los que ni sienten ni expresan. 2. Los que sienten, pero no expresan. Y comparten algunos de los siguientes rasgos:– Incapacidad de expresar sus emociones y de reconocer las de los demás.– Psicomotricidad rígida y áspera.– Dificultades para establecer vínculos afectivos.– Trastornos sexuales, como impotencia o ausencia de libido.– Pobreza de sueños y de vida imaginativa.– Poco habladores, serios, aburridos y secos.– Simplistas y con visión chata de la realidad.
Mayka Sánchez, Analfabetos emocionales, El País 04/04/2010