En su célebre libro Seis números nada más, el eminente astrofísico Martin Rees resume todas estas coincidencias aparentes en el valor de seis números clave. Señala el autor que cualquier pequeñísima variación en uno de estos valores habría dado lugar a un universo completamente diferente en el que el ser humano no habría tenido cabida. Por tanto, nuestro origen cósmico, a partir del Big Bang, depende con altísima precisión del finísimo ajuste de estos seis números.
Si nuestro universo fuese uno individual tomado de un multiverso superior (de manera similar a como la Tierra no es más que un elemento tomado de un enorme conjunto de planetas), esta nueva larga serie de coincidencias cósmicas no tendría nada de excepcional. Podría haber muchos otros universos (ya sean simultáneos o existiendo secuencialmente en una larga sucesión temporal) con valores diferentes de esos números de los que depende nuestra existencia, en los que el ser humano nunca aparecería. Pero, por muy atractiva que sea la idea, no hay, hoy por hoy, ningún indicio observacional que indique la existencia de tales universos múltiples. Y, naturalmente, el hecho de que los parámetros de nuestro universo parezcan tan finamente sintonizados a la aparición de la vida no implica necesariamente que éste forme parte de un gran conjunto de universos.
A LA VISTA de tantas coincidencias, el nuestro parece ser un universo altamente improbable. ¿Pero qué sentido tiene el concepto de probabilidad aplicado a un solo elemento, sin conocer siquiera si pertenece a un conjunto más amplio?
Rafael Bachiller, El universo improbable, el mundo.es 12/04/2017 [www.elmundo.es]