Una analogía recorre Estados Unidos: la analogía del fascismo. Es prácticamente imposible (fuera de ciertos sectores de la propia derecha) intentar entender la derecha resurgente sin que se la describa como –o se compare con– el fascismo de entreguerras del siglo XX. Como el fascismo, la derecha resurgente es irracional, estrecha de miras, violenta y racista. Eso dice la analogía y hay algo de verdad en ella. Pero el fascismo no se volvió poderoso simplemente apelando a los instintos más oscuros de los ciudadanos. De manera crucial, el fascismo también abordaba las necesidades sociales y psicológicas de los ciudadanos, de su protección frente a los estragos del capitalismo en una época en que otros actores políticos ofrecían poca ayuda.
Sheri Berman, El fascismo no era solo odio, Letras Libres 18/04/2017 [www.letraslibres.com]