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Ser dominado es estar sujeto al capricho de otros, no tener ningún control sobre si interfieren en ti o no, en tu vida, tus acciones, en tu cuerpo. Los republicanos, al menos desde la república de Roma, reconocieron que esa ausencia de control sobre cómo otros te tratan es, en si misma, perjudicial para el florecimiento humano. [De acuerdo con su filosofía,] si el poderoso te llega o no te llega a provocar un daño es menos importante que el hecho de que tiene poder para hacerlo, y que no puedas controlar si hace uso o no de ese poder. Es en ese espacio de incertidumbre y temor en el que el poder cumple su función. Así es cómo, por ejemplo, que un empresario pueda despedir a un trabajador a su antojo sea generalmente suficiente para asegurar la obediencia del trabajador, especialmente allá donde el trabajador no tiene a penas fuentes alternativas de ingreso. Análogamente, que la policía tenga la potestad, básicamente impune, para detener, golpear y acosar a gente en muchos barrios, produce todo tipo de distorsiones en el modo de vivir de las personas, con independencia de que hayan sido efectivamente golpeadas o acosadas. Vivir libre es vivir sin ese temor o esa necesidad de estar alerta ante los poderosos. Y eso implica estar igualmente empoderado.
Tradicionalmente los republicanos querían proteger la libertad para solo una cierta clase de hombres dentro de su propia comunidad política. En el siglo XIX, sin embargo, trabajadores, mujeres, esclavos liberados —gente que vivía bajo dominación— empezaron a tomar el relevo de esta teoría republicana de la libertad y a insistir que todas las personas deberían gozar de igual libertad. Leo a
Marx como parte de esta tradición.
La innovación más importante que
Marx aportó a esta tradición fue el desarrollo de una teoría de la economía capitalista como un sistema de dominación. Para entonces los radicales —como muchos radicales hoy— asimilaban el capital a las formas previas de poder: militar, feudal o extorsionador. Veían al capitalista simplemente como un monopolista, y al gobierno como el cuerpo de fuerzas de choque de los monopolistas. Para
Marx esa era una diagnosis crítica insuficiente. Los capitalistas dependen, como los trabajadores, del mercado. Deben actuar como lo hacen o serán repuestos por otros capitalistas más efectivos.
Marx vio en esa dependencia del mercado un nuevo tipo de dominación social generalizada. La pervivencia de cada uno depende de decisiones impredecibles e incontrolables de muchos otros. Esta dominación impersonal media y transforma las demás formas de dominación que las personas experimentan.
C. J. Polychroniou, entrevista a
William Clare Roberts. D
esmantelar la dominación: lo que podemos aprender de Karl Marx sobre la libertad, Sin Permiso 12/05/2017
[www.sinpermiso.info]