Nos empiezan explicando que la física cuántica representa (oh, ah) un cambio de paradigma respecto a la física clásica, según el cual el dualismo "mente-materia" cartesiano sería superado, ya que "el observador influye en lo observado". Este es uno de los mitos más recurrentes respecto a la física cuántica, y, a mi juicio, proviene de explicaciones excesivamente sensacionalistas de esta teoría (en ocasiones, sin mala intención) que malinterpretan los conceptos de "observador" y "observado" . No hay duda de que el dualismo de
Descartes ha sido superado, pero eso no tiene nada que ver con la física cuántica. El hecho de que en la física cuántica las medidas que se realizan para conocer el valor de alguna magnitud cambien el estado del sistema (como hemos contado, por ejemplo,
aquí) no tiene ninguna relación con la "conciencia", el "estado mental" o la "información" de la que disponga un ser humano concreto. Se debe simplemente al hecho de que las medidas son realizadas por aparatos físicos de medida, de manera que un experimento en el que se mide una cosa es un experimento distinto a uno en el que no se mide una cosa. Que después yo, o quien sea, tenga acceso a los resultados de las medidas es completamente irrelevante: no es eso lo que cambia el estado del sistema. Todo el experimento podría ser programado por ordenadores y conducido por robots, sin que jamás un ser humano supiera nunca el resultado de las medidas, y el efecto sería exactamente el mismo.
Así que no, en la física cuántica la mente no modifica la materia a voluntad. De manera que todo el discurso de las aplicaciones curativas de la física cuántica (todo ese berenjenal sobre, cómo no, la "resonancia", la "vibración", el "entrelazamiento cuántico": conceptos que no tienen ninguna aplicación en lo que está contando) y por tanto toda esta teoría está basada en una mentira. ¿Le confiaría usted a ella su salud?
Carlos Sabín,
No, la física cuántica no dice eso, Blogs de Investigación y Ciencia 05/05/2017
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