El desprecio apenas oculto de los líderes de la UE por el "pueblo" alimenta una reacción antitodo contra esta oligarquía política que destroza la democracia que supuestamente sostiene. Los votantes se muestran indiferentes ante la política de extrema derecha, y la izquierda, también anti-establishment, no ofrece muchas alternativas. El lema del 99% versus el 1% consigue gente en las calles, pero no es la política de principios estratégicos (que ahora aparece más en el nivel municipal que en cualquier otro lugar, o en el apoyo cada vez más popular por la renta básica universal, por ejemplo). En Francia, gran parte del discurso del FN podría provenir de las bocas de Fillon, Nicolas Sarkozy y Manuel Valls. Mientras tanto, Le Pen toma el viejo concepto de laïcité y –¡abracadabra!– lo convierte en anticlericalismo dirigido contra el Islam. Le Pen efectivamente no es laica, es multiconfesional (el Estado reconoce como interlocutores políticos a todas las comunidades étnicas o religiosas) y no laica-republicana: la religión es un asunto puramente privado, y el Estado es completamente indiferente al respecto porque no reconoce como interlocutores políticos a las distintas "comunidades" de fieles, como así son llamadas.
Daniel Raventós/Julie Wark (Sin permiso),
El Zeitgeist de Europa hacia la derecha, ctxt.es 24/05/2017
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