En
De revolutionibus, de 1543,
Copérnico había propuesto una explicación de los movimientos complejos de las cinco estrellas errantes, los planetas entonces conocidos: Mercurio, Venus, Marte, Júpiter y Saturno. No permanecían en una constelación, sino que cambiaban en el zodíaco, formando bucles, siguiendo trayectorias complejas y su magnitud variaba a medida que se acercaban o alejaban de la Tierra.
Copérnico afirmaba que todo se entendía mejor si esos cuerpos y la Tierra giraban en torno al Sol, y no si esos cuerpos y el Sol giraban en torno a la Tierra, de acuerdo con el sistema de
Ptolomeo. Pero
Copérnico propuso su modelo siglo y medio antes de Newton, cuando la física aceptada era la aristotélica.
Los anticopernicanos lograron articular un razonamiento científico vigoroso contra el sistema heliocéntrico, al menos hasta mediados del siglo XVII, varios decenios después de la introducción del telescopio. Pero ¿cómo atender a las pruebas presentadas por el telescopio y no aceptar el sistema copernicano?
Luis Alonso,
Copernicana, Investigación y Ciencia febrero 2016 nº 473
[www.investigacionyciencia.es]