Durante la Gran Recesión hemos visto en el mundo abundantes ejemplos de "captura del regulador": cuando una agencia regulatoria creada para defender el interés general actúa a favor de intereses políticos o grupos de interés del sector que ha de vigilar. El papel de los reguladores en este periodo ha sido muy frágil: o porque el regulador no quería ejercer con eficacia su función (la captura del regulador), o porque no creía en su función (la mejor regulación es la que no existe o, en su defecto, la autorregulación), o porque no podía (porque eran organismos demediados, sin medios para actuar o sin facultades legales para hacerlo).
Pero en los últimos tiempos, a los intentos de "captura al regulador" se han añadido los esfuerzos por capturar a la Justicia, que debería ser el mecanismo de cierre del control público democrático sobre los Gobiernos y sobre los poderes fácticos de una sociedad. En la moción de censura varios representantes se preguntaron si en España se trata a los poderosos con la misma vara de medir que a los demás; si la Justicia disuade o no de manera efectiva de incurrir en comportamientos clientelares o si es una última valla en demasiadas ocasiones fácil de saltar. Todos estos asuntos están desarrollados en un tan extraordinario como polémico libro titulado
Contra el capitalismo clientelar, del colectivo Sansón Carrasco (Península).,
Joaquín Estefanía,
La captura del Estado, El País 19/06/2017
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