... la historia política puede observarse como una sucesión de ficciones, es decir, como el reemplazo de unas por otras conforme se resquebraja la creencia en las anteriores. Tal como dice
Morgan, la ficción de la soberanía popular, que sustituyó a la del derecho divino de los reyes, es
nuestra ficción: por eso nos parece menos ficticia. No obstante, de ahí no se deduce que sea imposible establecer una jerarquía
entre ficciones. Por el contrario, unas son mejores que otras. Aunque ninguna es susceptible de comprobación empírica, pueden emplearse otros criterios para discriminar entre ellas: la soberanía popular produce sociedades cuyos individuos disfrutan de libertad y prosperidad en una medida desconocida en órdenes teocráticos o comunistas. Es algo que puede además constatarse en un mismo momento histórico, ya que la sustitución de unas ficciones por otras no se produce de una sola vez ni en todas partes: Irán coexiste con Gran Bretaña y ambos con Cuba.
Manuel Arias Maldonado,
La metáfora triunfante, Revistas de Libros 29/04/2017
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