Una mezcolanza de vaguedad e incompetencia manifiesta es la característica más acusada de cualquier escrito político. El uso de las palabras "fascismo" y "democracia" forman parte de lo que llamo
Palabras carentes de significado, integrantes del catálogo de estafas y perversiones del lenguaje.La palabra "fascismo" no tiene ahora significado propio, salvo en la medida en que signifique "algo que no es deseable". Las palabras "democracia", "socialismo", "libertad", "patriótico", "realista" o "justicia" tienen todas ellas varios sentidos diferentes e irreconciliables entre sí. En el caso particular de una palabra como "democracia", no solo no existe una definición consensuada sino que cualquier intento por establecerla halla resistencia por todos lados. Se percibe de un modo casi universal que cuando decimos de un país que es democrático lo estamos elogiando; por consiguiente, los defensores de toda clase de regímenes afirman que el suyo es una democracia, y temen verse obligados a dejar de usar la palabra en el caso de que a esta se le diera otro significado. Las palabras de este tipo se emplean a menudo de una manera conscientemente deshonesta. El lenguaje político está diseñado para que las mentiras suenen a verdad y los asesinatos parezcan algo respetuoso.
La política y la lengua inglesaPayments Book, 11 de diciembre de 1945
Horizon, abril de 1946
George Orwell,
El poder y la palabra. 10 ensayos sobre lenguaje, política y verdad, Selección y prólogo de Miguel Berga, Debate, Madrid 2017