Los estudiantes a menudo responden a estas cuestiones declarando con impaciencia que
los hechos son hechos. Pero decir que una cosa es idéntica a sí misma no es decir nada interesante acerca de ella. Lo que los estudiantes quieren decir con “los hechos son hechos” es que una vez que tenemos “los hechos” no hay lugar para la interpretación o el desacuerdo.¿Por qué piensan de esta manera? No es porque esta sea la forma en que se practica la ciencia sino, más bien, porque así es como normalmente se enseña la ciencia. Hay una cantidad abrumadora de hechos y procedimientos que los estudiantes deben dominar para llegar a ser competentes científicamente, y solo tienen un tiempo limitado para aprenderlos. Los científicos deben diseñar sus cursos para mantenerse al día con un conocimiento empírico en rápida expansión, y no tienen el placer de dedicar horas de clase a preguntas que probablemente no están capacitados para abordar. La consecuencia involuntaria es que los estudiantes a menudo salen de sus clases sin darse cuenta de que las preguntas filosóficas son relevantes para la teoría y la práctica científica.
Subrena E. Smithes,
Por qué la filosofía es tan importante para la educación científica, Cuadernos de Cultura Científica 16/11/2017
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