La investigación de
Kahneman y
Tversky se divide en dos áreas: cómo nos formamos los juicios y cómo tomamos las decisiones. Al formarnos un juicio, lo que hacemos es calcular probabilidades: ¿cómo de probable es que un tipo con coleta trabaje como abogado en el despacho de Garrigues? ¿Se parece ese chico que viste siempre polo y mocasines al típico votante de Podemos? Cuando la gente calcula las probabilidades, lo que suele estar haciendo son juicios de semejanza o, como dicen
Kahneman y
Tversky, de
representatividad. Cuanto más se parezca una persona a tu imagen mental de un votante de Podemos, más probable es que pienses que es un votante de Podemos. A este y otros dos mecanismos que llevan a las personas a cometer errores –la
disponibilidad y el
anclaje– los llamaron heurísticos.La toma de decisiones consiste en cómo decidimos, sobre todo en situaciones de incertidumbre.
Tversky y
Kahneman tenían la intuición de que las personas, al tomar sus decisiones, no estaban cometiendo errores más o menos anecdóticos, sino que era posible identificar algunas pautas. La importancia del trabajo de
Kahneman y
Tversky reside en buena medida en su idea de que los comportamientos humanos que se apartan de la racionalidad perfecta son sistemáticos y predecibles.
Borja Barragué,
La gran apuesta de la economía del comportamiento, Revsita de Libros 20/117/2017
[www.revistadelibros.com]