Heidegger es un filósofo muy afectado por el devenir del S.XX. Su obra capital,
Ser y tiempo, es una obra tan contemporánea como extemporánea.
Ser y tiempo marca una rotura muy profunda y abre un pensar desde otro lugar.
Heidegger está en la órbita de esos posrománticos que celebran el arte como algo que sustituye a un Dios que ha muerto. En el caso de concreto de
Heidegger se observa una apuesta clara por la poesía como forma de acceso a la verdad ajena a la ciencia. El filósofo alemán se pelea con la razón desde fuera del discurso científico, el cual es culpable de hacer perder a la filosofía la pregunta por la pregunta, o mejor dicho, la devoción de pensar. Se produce un acto de fe en el arte, el cual da aire a una situación histórica en la que impera el mundo de la ciencia, o sea, el positivismo, esa ideología que dice que el conocimiento válido sólo lo puede brindar la ciencia experimental. Este mundo sometido a la “dictadura” del positivismo (de la ciencia y la tecnología) es el que critica Kafka. En efecto, la ciencia y la tecnología se filtra en lo cotidiano y disuelve el “alma” de la existencia, a saber, el ser. Esta pérdida del ser se produce porque todo se cosifica, lo que inexorablemente hace que se esté más cerca de ser nada.
Onofre Castells,
Un primer contacto con Heidegger, relatos de Onofre castells 10/02/2018
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