Una de las trampas cognitivas en las que más alegremente tropezaos es la llamada tendencia a la confirmación. Ésta tiene lugar cuando las cosas del mundo respaldan nuestras creencias y prestamos menos atención a las cosas que las contradicen. (...)
El sesgo de confirmación
puede usarse para explicar por qué algunas creencias permanecen cuando las pruebas iniciales en su favor son revocadas. También justifica el haber inventado la ciencia: nosotros (incluidos los científicos) somos tan poco fiables que necesitamos diseñar complejos y sofisticados sistemas de verificación de afirmaciones que deben poder probarse, explicarse y evidenciarse en cualquier momento.
Sin embargo, la tendencia a la confirmación no fue acuñada como hasta que el psicólogo inglés Peter Cathcart Wason realizada
un experimento a este respecto publicado en 1960. A partir de entonces, los estudios que confirman nuestra falibilidad a la hora de razonar podrían sepultarnos. Afortunadamente, la verdad ya no es solo lo que dice la gente, sino lo que supera las exigencias del método científico.
Sergio Parra,
¿Qué es la tendencia a la confirmación y por qué no nos podemos fiar ni de nosotros?, xataka ciencia 17/02/2018
[https:]]