La primera señal de la adicción a las pantallas es social, si compromete las relaciones. La segunda es financiera, si esa interacción acaba costando más dinero del pensado. La tercera es física, porque la pérdida de atención puede causar un accidente o porque no se hace ejercicio. Y la cuarta es psicológica, porque cambia la manera en la que afrontas el aburrimiento. Esto último parece una tontería, pero el teléfono está ocupando cada segundo que tienes libre. Está bien que no te aburras, pero del aburrimiento surgen ideas.
Sandro Pozzi, entrevista a
Adam Alter:
"La adicción a las pantallas avanza silenciosa", El País 25/04/2018
[https:]]