Aunque parezca que los sesgos han venido a confundirnos, son herramientas útiles que utiliza nuestro cerebro para procesar información más rápidamente. Son una necesidad evolutiva para que podamos emitir juicios de forma inmediata cuando no nos da tiempo a analizar todos los datos que tenemos. No somos capaces de procesar toda la información disponible detalladamente, por eso tenemos mecanismos para filtrarla y seleccionarla. Y, aunque estos mecanismos -los sesgos- nos pueden conducir a errores, en determinados contextos nos llevan a acciones más eficaces y nos permiten tomar decisiones cuando la inmediatez es más importante que la exactitud.
A pesar de que los sesgo muchas veces pueden llevarnos a sacar conclusiones erróneas, lo más común es que seamos buenos haciendo estas deducciones. Solemos acertar y por eso el cerebro sigue aliándose con los sesgos cognitivos.
No podemos luchar contra ellos pero sí intentar darnos cuenta de cuándo estamos bajo su hechizo y controlarlos.
M. Victoria S. Nadal,
¿Por qué creemos que la gente guapa también es simpática?, Retina. El Paíz mayo 2018