... aunque parece que la muerte es el castigo máximo, desde el punto de vista evolucionista (si analizamos las cosas desde la perspectiva de los genes) vemos que puede haber castigos peores. Los genes son la moneda de cambio de la evolución, no el placer, ni el dolor, ni la felicidad. Si nuestra mala reputación mancha a nuestra familia puede dañar el éxito reproductor de nuestros genes más que la muerte porque no sólo es que no nos vayamos a reproducir nosotros sino que tampoco lo harán nuestros hijos o familiares con lo que nuestros genes (que también están en los familiares) no tendrían posibilidad de seguir adelante. Si la muerte puede restaurar la reputación de nuestro linaje sería entonces genéticamente ventajoso para el individuo elegir la muerte antes que el deshonor. Esto podría explicar que algunos participantes en los estudios eligieran la muerte antes que una mala reputación después de muertos. Uno puede estar muerto, pero su familia no.
Pablo Malo,
Antes la muerte que el deshonor, Evolución y Neurociencias 31/07/2017
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