En realidad, lo que da temor a los blancos europeos es el color. Los subsaharianos son negros, se perciben más fácilmente, y esta visibilidad ahora les hace más detectables y objetos de mayores prejuicios que los millones de inmigrantes de Europa del Este que han arribado estos últimos 20 años. Aquí estriba el racismo, la manipulación política, el comportamiento profundamente antihumano de los partidos que utilizan los fenotipos como elementos de odio y de recelo para conseguir sus objetivos políticos.La Comisión Europea recalcó varias veces que, en realidad, Europa necesita de la inmigración. Por supuesto, se debe incentivar su política demográfica, favoreciendo los nacimientos autóctonos con una política que ayude más a las mujeres que quieren tener hijos, y su crecimiento económico si quiere evitar el miedo a la competencia social; pero no podrá hacerlo sin gestionar las migraciones de modo sereno, reflexivo y responsable.El verdadero peligro que amenaza Europa no es la inmigración subsahariana, sino, más bien, el odio.
Sami Naïr,
¿Europa invadida por los subsaharianos?, El País 20/09/2018
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