El planteamiento es sencillo: el participante A cuenta con 10 dólares que puede repartir con otra persona, B. Le puede ofrecer la cantidad que quiera. Si B la acepta, ambos se quedarán ese dinero, pero si B la rechaza, los dos lo perderán todo.
Desde el punto de vista de la economía clásica, todos somos agentes egoístas y racionales, lo que significa que A debería hacer la oferta más baja posible (0,50 dólares, por ejemplo) y B debería aceptar cualquier oferta que le den (al fin y al cabo, 0,50 dólares es mejor que nada).
Pero en realidad lo más habitual es ofrecer alrededor del 50%. Y la mayor parte de ofertas que no llegan al 20% (2 dólares en el ejemplo) se rechazan.Estas cifras se han mantenido constantes incluso en experimentos con cantidades más elevadas. Tiene sentido: si hay más peligro de perderlo todo, a
A le conviene ofrecer una cantidad que le asegure no quedarse sin nada. Teniendo en cuenta todas las pruebas que se han hecho, Thaler explica que la mejor estrategia es ofrecer el 40% del total.
Jaime Rubio Hancock,
Lo que un experimento económico clásico nos puede enseñar del ultimátum de Torra, Verne. El País 03/10/2018
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