Hablamos de
John Stuart Mill, claro está, cuyos
Capítulos sobre el socialismo aparecieron a título póstumo gracias al buen hacer de Helen Taylor, a la sazón hija de Harriet Taylor y colaboradora del filósofo después del fallecimiento de su esposa. De acuerdo con la nota introductoria que Helen escribe para la
Fortnightly Review, donde aparece este texto entre febrero y abril de 1879,
Mill tenía la idea de escribir un libro que contuviera sus consideraciones sobre el socialismo. Al filósofo le interesaban sobremanera unas ideas socialistas que circulaban entonces por Europa a toda velocidad y, además, tenía interés por saber si podían servir como fundamento para un nuevo modelo de administración pública. En la
Autobiografía,
Mill llega a escribir que él y Harriet Taylor habían evolucionado de tal forma que su adhesión a la democracia se había debilitado, abrazando ambos un ideal de progreso que «nos clasificaba decididamente bajo la denominación general del socialismo». Es también conocida su preferencia por una «economía estacionaria» que constituiría el estadio final de las sociedades ricas, incapaces de crecer pasado un determinado umbral y capaces, en cambio, de aprovechar esa circunstancia para garantizar un grado razonable de igualdad. Es así claro que en el ánimo de
Mill existía una disposición favorable a la doctrina socialista, lo que, siendo él uno de los grandes campeones del pensamiento liberal, presta un indudable atractivo a sus reflexiones. Pues bien, ¿qué dice
Mill sobre el socialismo, un socialismo que en su tiempo era ante todo una hipótesis aún no testada en laboratorio alguno?
Manuel Arias Maldonado,
Sobre la hipótesis socialista en el momento de su posible regreso, Revista de Libros 31/10/2018
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