Yo sigo la definición de populismo de
Ernesto Laclau en
La Razón Populista. No es una ideología, es una estrategia discursiva de construcción política. Es una construcción sobre la base de la frontera pueblo-oligarquía. Evidentemente ustedes en América Latina ya lo han tenido antes pero ahora uno ve justamente ese tipo de populismo en Europa. La gran diferencia entre populismo de izquierda y de derecha es cómo se construye ese pueblo porque el pueblo no es la población, no es un referente empírico, el pueblo es una construcción política.
Yo estoy convencida de que la única manera de luchar, de impedir el desarrollo del populismo de derecha es desarrollar un populismo de izquierda. Los partidos tradicionales europeos justamente como están tan ligados a mantener el orden establecido no ofrecen la posibilidad de canalizar una manera democrática, progresista, que para mi consiste en expandir la democracia porque eso implica una ruptura con el orden neoliberal. No hay manera de sortear la crisis si uno no pone en cuestión el modelo neoliberal y eso evidentemente es lo que hace el populismo de izquierda. No hay que aceptar que si uno quiere defender la democracia en contra del populismo de derecha, que evidentemente tienen tendencias autoritarias, tiene que defender el statu quo.
Una de las críticas que yo hago en el libro es la idea de que quienes votan por el populismo de derecha son gente intrínsecamente racista, sexista, etc. Por ejemplo en el caso de Francia creo que hay mucha gente de las clases populares que se han sentido abandonados por el Partido Socialista, que se ha dedicado únicamente a las clases medias, y se sienten abandonados. Esa gente que no es fundamentalmente racista pero se construye viendo al inmigrante como el responsable de sus problemas. Yo creo que originariamente lo que esa gente quiere es tener una voz. Una cosa del movimiento de los indignados que siempre me ha gustado mucho es que ellos decían “nosotros tenemos voto pero no tenemos voz”. Y es cierto, durante el sistema pospolitico tienes un voto pero no tienes voz. El origen de estos movimientos populistas es que nos escuchen, que nos den dignidad, que nos reconozcan. Y consideran que los partidos tradicionales no lo hacen y por eso es que están atraídos por esos partidos de derecha.
El populismo es una estrategia para construir un pueblo, para construir una fuerza política para intervenir, para cambiar. En el caso de populismo de izquierda para crear un nueva hegemonía pero realmente para mí no tiene sentido hablar de un gobierno populista porque todos los gobiernos democráticos se tienen que reclamar del pueblo. En realidad hay una dimensión, que yo puedo llamar populista, que es necesaria en la democracia. No puedes tener una democracia sin el pueblo.
Dentro del populismo de derecha no hay una dimensión anticapitalista. Lo que sí hay en ciertos casos es una dimensión antineoliberal, en contra del modelo del capitalismo financiero. Ellos ponen por ejemplo las medidas proteccionistas. En el caso de Marine Le Pen ella lo que quiere es establecer un capitalismo nacional. Es interesante ver cómo durante su campaña y aún antes de la campaña, muchas de las cosas que proponía eran con tinte de izquierda. Más que el Partido Socialista porque por ejemplo ella defendía el Estado de Bienestar. Pero el Estado de Bienestar para los nacionales. Eso era lo especifico. Por eso está en contra de la Unión Europea, está en contra del elemento de globalización del capitalismo.
Cuando tu hablas de crear un pueblo en realidad hablas de crear un nosotros, gente que se reconoce y se identifica como una colectividad. Eso implica un elemento afectivo, no es una cuestión puramente racional.
Sebastián Abrevaya, entrevista a
Chantal Mouffe:
"La única manera es desarrollar un populismo de izquierda", pagina12 25/11/2018
[https:]]