En los últimos tiempos, diversos estudios han mostrado que los extremistas políticos poseen una mayor rigidez mental que les impide reconocer otros enfoques, reconocer sus propias debilidades o aceptar cambios. Por ejemplo,
un trabajo de investigadores de la Universidad de Cambridge con votantes del referéndum sobre el Brexit mostró que aquellos que tenían más dificultades cognitivas para adaptarse a un cambio de categoría en una prueba eran más propicios a ser autoritarios, nacionalistas, conservadores y votar a favor de la salida de la Unión Europea. Otro estudio realizado en EE UU señaló que el sentimiento de superioridad sobre la propia ideología (es decir, creer que la posición de uno es más correcta que la de otro) era un buen indicador de extremismo ideológico. Eso sí, tanto las personas de extrema izquierda como las de extrema derecha, por igual, tenían un mayor convencimiento de estar en lo cierto que el resto.
Javier Salas,
Los extremistas tienen problemas para darse cuenta de que están equivocados, El País 19/01/2019
[https:]]