Cuando
Stephen Hawking publicó su
Breve historia del tiempo, dijo jocosamente que su editor le había advertido de que, si incluía fórmulas matemáticas en el libro, las ventas se reducirían a la mitad. Es lamentable, por no decir alarmante, que incluso las personas interesadas en la ciencia, compradoras potenciales de un libro como el de
Hawking, tengan dificultades para leer la
lingua matematica de la que habla
Galileo; porque eso no solo significa que no pueden leer con plena comprensión muchos libros y artículos interesantes sobre el mundo en que vivimos, sino que solo pueden leer a medias el gran libro de la naturaleza, que, siguiendo con
Galileo, se convierte en un “oscuro laberinto” si no lo iluminamos con las fórmulas y ecuaciones que lo describen y explican.
Te propongo una sencilla prueba: mira las fórmulas siguientes y hazte una triple pregunta: ¿Sé lo que significan?, ¿entiendo claramente lo que afirman?, ¿conozco su origen y sus aplicaciones? Empecemos con un ejemplo muy sencillo: todas las personas medianamente cultas saben que el área del círculo es πr2, y también saben leer los signos utilizados: pi multiplicado por el radio al cuadrado, siendo π = 3,14… Sí, pero ¿por qué?, ¿cómo se obtuvo esta fórmula?, ¿qué otros resultados se desprenden de ella? Y sigamos con otras nueve fórmulas bastante conocidas (y algunas incluso tan famosas como la primera y la última), pero a menudo poco comprendidas:
E = mc2a2 =b2 + c2F = m.aV = I.RF = G m1m2/r2PV/T = P’V’/T’C + V = A + 2Φ = (1 + √5)/2
H2O¿Qué podrías decir de cada una de estas fórmulas? ¿Qué dudas e interrogantes te suscitan?
Carlo Frabetti,
Fórmulas magistrales, El País 06/02/2019
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