El racionalismo y el empirismo eran, en principio, teorías diametralmente opuestas. Una tuvo mayor desarrollo continental, la otra tenía “denominación de origen” británica. Uno decía que el conocimiento humano es fruto de la razón –desdeñando la experiencia–, mientras que el otro aseguraba que este es fruto de la experiencia sensible –disminuyendo el peso de la razón–. Sin embargo, ambos movimientos buscaban explicar lo mismo: la facultad del ser humano y el método adecuado para lograr conocer la realidad.
Jaime Fernández-Blanco Inclán,
Experiencia y razón, frente a frente, Filosofía &Co 21/02/2019
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