Después de que Sócrates, el padre de la filosofía occidental, discutiera un buen rato sobre la esencia de la virtud con Menón de Farsalia, este planteó al famoso pensador la siguiente pregunta:
«¿Y de qué manera buscarás, oh, Sócrates, aquello de lo que ignoras totalmente qué es? ¿Cuál de las cosas que ignoras vas a proponerte como objeto de tu búsqueda? Porque si de verdad la encontrases, ¿cómo advertirías que es esa la que buscas, puesto que no la conocías?».
Sócrates advirtió que Menón quería colocarle ante un dilema. O bien uno ya conoce aquello que quiere conocer, o bien no lo conoce. Si ya lo conoce, entonces es innecesario buscarlo. Si no lo conoce, en cambio, la búsqueda es imposible, pues no se puede encontrar lo que no se conoce.
La situación que describe Platón, filósofo griego y discípulo de Sócrates, en el dialogo Menón se ha dado en llamar la paradoja del conocimiento. Las paradojas son proposiciones que derivan de una argumentación en apariencia sólida pero que entran en contradicción con las opiniones más aceptadas y son contrarias al sentido común cotidiano o a los patrones de pensamiento convencionales. Como en el ejemplo descrito sobre la conclusión demoledora que es imposible alcanzar jamás un conocimiento verdadero sobre algo.
David Hommen, La falta de lógica de la vida, Mente y Cerebro nº 95, 2019