En los años noventa, la teórica de origen hindú
Gayatri Spivak, profesora de teoría literaria en Estados Unidos y una de las líderes de los estudios poscoloniales se introdujo en este debate, tal como se había desarrollado dos décadas antes en Francia entre la posición de
Althusser y la de
Foucault. En su conocido trabajo
¿Puede hablar el sujeto subalterno? reconoce que
Foucault tiene razón al referirse al Otro colonial como alguien a quien se desconoce debido al marco de referencia imperial, pero al mismo tiempo, sostiene
Spivak, cuando analiza la historia de la opresión su relato, afirma, se queda en una historia doméstica de hospitales y cárceles que pierde de vista la influencia de la ideología como mediación entre la dominación, la conciencia y el conocimiento.
Spivak pone en cuestión el que los intelectuales tipo
Foucault o
Deleuze, por más progresistas y críticos que parezcan, puedan re-presentar fielmente la voz del sujeto oprimido. Ella toma como ejemplo la intervención británica prohibiendo la autoinmolación ritual de las viudas hindúes en la pira de su marido, una costumbre "bárbara" de la que se desconoce, afirma, hasta qué punto estaba basada en presiones sociales en una sociedad que había reconocido que las mujeres podían ser propietarias y, que, como reacción imponían una suerte de amenaza de ostracismo a las viudas no suicidas.
El texto termina con una frase más bien críptica: "El individuo subalterno no puede hablar, pues no existe mérito alguno en la lista completa de la lavandería donde la “mujer” sea vista como una prenda piadosa. La representación no se ha marchitado. La mujer intelectual tiene como intelectual una tarea circunscripta que ella no puede desheredar poniendo un florilegio en su firma."
Spivak parece defender aquí una tesis es fuerte: plantea abiertamente una epistemología del silencio: la mujer oprimida no puede hablar o lo hace por boca de los interesas de los varones. La tesis de
Spivak estaría en la línea de la injusticia hermenéutica: el sujeto subalterno sufre de incapacidad de entender su propia situación.
El debate no termina aquí. En otro lado están quienes afirman que el sujeto subalterno sí entiende su posición, y sí la expresa, lo que ocurre es que los intelectuales (cuando se habla de intelectuales aquí, ya se habrá supuesto, se incluye a la militancia y jerarquía de los partidos políticos de izquierda) no tienen oído para escuchar sus manifestaciones ni capacidades hermenéuticas para interpretarlas. Para ello tendrían que vivir en una actitud participante en las cercanías de la vida de los oprimidos.
Fernando Broncano,
¿Cómo hablan los sujetos subalternos?, El laberinto de la identidad 28/04/2019
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